Choque frontal entre 2 autos en la libre a Celaya
El destino también alcanzó al gobierno de Enrique Peña Nieto en Tamaulipas… como en su tiempo a los de Vicente Fox y Felipe Calderón. La entidad se tornó inviable por la inseguridad y la violencia desde hace más de una década; el “problema” es añejo… y profundo.
Ahora el Gobierno Federal entra a bayoneta calada con la barredora militar; ocupa de facto todo el territorio secuestrado por el crimen, y de paso desplaza a otro gobernador de cartón, quien en poco más de medio sexenio ha sido débil e incapaz de contener la barbarie. La intervención federal era impostergable ante un gobierno roto.
En mucho habrán influido las protestas ciudadanas, los 80 muertos en 40 días, la incapacidad del Gobierno Estatal… y la preocupación del vecino del norte por su patio trasero, sin duda.
Egidio Torre Cantú rinde “la plaza”. No había de otra. Ineptitudes, complicidades, cegueras, mudeces y sorderas son desgraciadas herencias malditas las cuales no pudo librar.
Ahora El Estado nacional le impone no uno sino cuatro relevos, cuatro vice mandamás sin parapeto civil. Tamaulipas no es Michoacán; allá no existen las autodefensas, pero sí una brava sociedad que reclama con furia: ¿dónde diablos está el gobierno?
El Presidente de la República está obligado a devolver a la paz a Tamaulipas, otro estado de emergencia nacional secuestrado por Golfos, Zetas, Pacíficos, Metros, sicarios y malafachas.
En el pasado –y al inicio de este régimen– se erró el camino con estrategias fallidas –confiesa el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong–. Si bien las Fuerzas Armadas cumplieron sus misiones y cazaron a los más capos, muy pocas veces se hizo patente el respaldo del “centro” a los gobernantes locales; sin comunicación suficiente, los objetivos se cumplieron a medias, el trabajo quedó trunco, nunca se reforzó a la autoridad local para concretar el esfuerzo de soldados y marinos…
Por eso, el secretario de Gobernación anunció una nueva Estrategia de Seguridad, basada en tres ejes: desarticular la composición y la organización de las bandas delictivas; sellar la ruta del tráfico ilícito de personas, sustancias, armas y dinero; y garantizar instituciones locales eficientes y confiables.
El plan federal divide Tamaulipas en cuatro zonas: Frontera, (Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso y Matamoros; Costa (Altamira, Tampico y Ciudad Madero); Centro, (con los municipios de Llera y Ciudad Victoria) y Sur (Antiguo Morelos, Nuevo Morelos y El Mante). También anunció la instalación de cuatro fiscalías especiales para recibir y atender denuncias, redoblar vigilancia en aeropuertos, puertos, carreteras, aduanas y cruces fronterizos, y en los cinco penales estatales… y promete la depuración completa de la procuraduría estatal… sólo para empezar.
Con la nueva Estrategia de Seguridad, diseñada a la medida para intentar soluciones excepcionales ante problemas excepcionales, Osorio Chong promete los primeros resultados de aquí a seis meses.
Pero los daños causados por la explosión criminal son incalculables. Contrabando, traición, secuestro, extorsión, trata de personas, trasiego de drogas, armas y dinero, han destrozado el tejido social… han acumulado montañas de cadáveres en panteones y fosas clandestinas… Tamaulipas ha sido “mataulipas”.
La parálisis institucional, el dejar hacer, dejar pasar, topó con el miedo, la indignación y la desesperación.
Tamaulipas –igual que Michoacán– es otro estado de excepción, de hecho y de derecho. Los batallones de soldados y marinos desplegados como nunca en otra parte del país, tendrán la fuerza de las armas pero no el marco jurídico para realizar una peligrosa misión de seguridad pública no contemplada en las atribuciones constitucionales del fuero militar… dicho de otro modo, los mandan a la guerra sin fusil legal.
La toma de Tamaulipas será total, a riesgo de que lo excepcional derive en algo institucional.
El tamaño de la Estrategia de Seguridad es del tamaño del miedo del Gobierno… y del legítimo reclamo público por el abandono y el olvido de la plaza.
¿Nuestro gobierno estarán planeando “estrategias” semejantes para otros estados como el de México, Morelos o Guerrero, los cuales –como Tamaulipas y Michoacán– cotizan el crimen a la alza por encima de la media nacional, de acuerdo con las propias cifras oficiales?