Libros de ayer y hoy
Por fin este domingo termina la disputa por el poder panista. Cara ha costado al proceso legislativo nacional en materia electoral, energética y de telecomunicaciones.
Con el PAN dividido a muerte entre corderistas y maderistas los demás partidos políticos no han podido negociar los acuerdos políticos necesarios para despachar el rezago legislativo, dejando al país en ascuas.
Después de una larga contienda por demás rijosa, los 217 mil 563 militantes del partido del bien común decidirán su destino entre sopa de Madero o tacos de Cordero… y en la recta final de la contienda ambos candidatos echan su resto.
Gustavo Madero apela a la encuesta del diario Reforma que le da una cómoda ventaja de 11 puntos sobre el adversario calderonista… canta victoria y lanza apuestas a quien pretende desafiarlo. Si Reforma acierta el pronóstico, Madero no tiene de que preocuparse, sin embargo, con los panistas nunca se sabe… y con las encuestas, menos.
Ernesto Cordero –el retador calderonista– descalifica al adversario y echa mano a sus fierros. Acusa de mapache al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle… amenaza con denunciarlo ante la Fiscalía Especializada en Delitos Electores (Fepade) por el uso de recursos públicos a favor de Madero.
Cordero insiste en el piso disparejo de la contienda. Acusa de vendido al árbitro electoral, Francisco Gárate, por no haber promovido más debates alegando desacuerdos entre los contendientes y extrema complejidad del proceso interno… una sonrisa suspicaz se dibuja en el rostro de este monje.
El ex secretario de Hacienda de Felipe Calderón pide auxilio a sus mejores “refuerzos”. Desde el ciberespacio le llega el apoyo incondicional de Margarita Zavala. La ex primera dama usa su prestigio, influencia y militancia de impecable trayecto para apuntalar al discípulo de su marido.
El pleito ha pasado factura al blanquiazul. El costo de la división es incierto. Nadie sabe si el ganador tendrá el liderazgo, la legitimidad y la fuerza para unir al partido fracturado.
Si los panistas se destrozan es asunto suyo. El problema es que en su pugna interna se han llevado entre las patas al dialogo político.
Ellos impusieron sus prioridades, usaron la reforma político-electoral como moneda de cambio y condicionaron el resto de las propuestas de leyes secundarias… frenaron todo como consecuencia de su debate interno. Por ejemplo, si la Ley Lozano en materia de telecomunicaciones no llegó siquiera a discutirse no fue tanto por la oposición perredista sino por el rechazo de los senadores maderistas…. el corderista Javier Lozano se los quiso brincar, y el otro bando no se iba a dejar.
Como van las cosas, el resultado de la elección panista difícilmente será definitivo. Cordero ha sembrado el terreno para impugnar el proceso ante el Tribunal Electoral. ¿Al descalificar de antemano un resultado adverso –debido «al aparato” partidista a las ordenes de Madero– está justificando de antemano la derrota y el berrinche?
La posibilidad de tiempos extra en la final de la liguilla panista es altísima… no digamos los penales.