Libros de ayer y hoy
Según la ley de conservación de la materia de Mijail Lomónosov y Antoine de Lavoisier, esta no se crea ni se destruye, sólo se transforma, es decir, cambia de estado y de forma pero la masa persiste.
Algo similar ocurre con la violencia desatada en cuatro entidades del país. La descomposición institucional y la acción de la delincuencia han llevado a Morelos, Michoacán, el Estado de México y Tamaulipas a identificarse con algo parecido a los cuatro estados de la materia física –incluido el plasmático– combinada con cuatro estados de la materia política –caótico, anárquico, crítico y patético–. Peligroso cóctel… por sus consecuencias indeseables.
Morelos se encuentra en estado sólido-caótico. Las mejores intenciones del gobernador Graco Ramírez han quedado cortas frente a la resistencia granítica del fenómeno delictivo.
Los 18 meses fijados por el mandatario como meta para dar resultados derivaron en chiste involuntario… y de pésimo gusto. El reclutamiento del súper policía Alberto Capella como responsable de la seguridad pública, y los esfuerzos por limpiar las corporaciones aun no han dado resultados. Sólo ayer 70 policías de Temixco fueron detenidos por probables vínculos con el narco.
Apenas hace unos días quedó integrada la Unidad Estatal Antisecuestro como un primer gran paso para revertir los números del Sistema Nacional de Seguridad Pública: un aumento del 36.95 por ciento en secuestros y 60.5 en extorsiones durante el primer trimestre del año. ¿El gobernador intenta pulverizar la dura roca sólo con un puntiagudo alfiler?
Michoacán se percibe como un estado líquido-anárquico. Los esfuerzos federales iniciados el 15 de enero fluyen, pero no logran contener a las fuerzas de autodefensa, los grupos criminales y los funcionarios corruptos, los cuales corren veloces. Además llueven videos de funcionarios municipales y estatales reunidos con La Tuta, azote de la Tierra Caliente. ¿Ya vieron el último?. Le tengo dos versiones, la corta y la original:
https://www.youtube.com/watch?v=-Sb_S7Ci_qE
https://www.youtube.com/watch?v=UZsOQDumQjA
No cabe duda, ni la mano firme del Comisionado Federal, Alfredo Castillo Cervantes, parece suficiente para evitar el desbordamiento de tantas pasiones violentas…
En cambio, el Estado de México es un gas volátil-crítico de muy peligrosa manipulación. El gobernador Eruviel Ávila no ha tenido el suficiente poder de atracción para lograr que las moléculas de la sociedad mexiquense se mantengan unidas.
Los casi 700 asesinatos cometidos en lo que va del año –y el aumento de secuestros y extorsiones– muestran a la tierra de Peña Nieto dentro de un contenedor averiado, con fugas y a punto de estallar… a tal grado que el propio Eruviel se ha visto obligado a desmentir rumores sobre su posible salida del gobierno. En cambio, ha optado por suplicar ayuda federal y limpiar la policía del estado contaminada por al menos 3 mil elementos incapaces de aprobar los exámenes de confianza. Eruviel ha importado además el modelo neoleonés de la Fuerza Civil, el cual salvó la vida política del regio Rodrigo Medina… a ver si funciona el remedio.
Y en esta lista, también debemos citar a Tamaulipas como un estado plasmático-patético, similar al gas volátil pero capaz de conducir fuertes cargas eléctricas, generar altísimas temperaturas y un ambiente explosivo como el sol. Egidio Torre Cantú había intentado manejarse con un bajo perfil pero nunca resolvió lo más grave: violencia e inseguridad; los demonios de la droga siguen sueltos… y ponen en evidencia la falta de pericia de la administración local.
Los “estados” sólidos, líquidos, gaseosos… y plasmáticos, mezclados con lo caótico, crítico, anárquico y patético, en realidad resultan verdaderos estados de emergencia, sobresalto, premura y desgracia.
@JoseCardenas1 | [email protected] | josecardenas.com.mx