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Lagrimitas democráticas.
Llora Lagrimita triste y desconsolado. La autoridad electoral de Jalisco le marchitó la sonrisa; mató la aspiración del payaso para convertirse en candidato independiente a la alcaldía de Guadalajara. Envueltas en papel de regalo –con moños de colores– Lagrimita llevó varas cajas dizque con 26 mil firmas de quienes aplauden su intento de actuación en el circo de la política; por lo menos 5 mil firmas eran chafas; 184 pertenecían a difuntitos. El bufón fue hazmerreír por su payasada.
Como Guillermo Cienfuegos, otros aspirantes “de a pie” también fracasaron. Tan solo para la elección de diputados federales el INE aprobó apenas a 22 de 122 aspirantes independientes registrados. La magra cifra es resultado de las estrictas reglas impuestas para aquellos que pretenden competir fuera del redil.
Mario Arriagada, internacionalista posgraduado del Colegio de México y la London School of Economics es otro aspirante frustrado; quiere llorar como Lagrimita; pretendía gobernar la Delegación Cuauhtémoc, corazón del DF; no consiguió 100 mil pesos indispensables sólo para la precampaña.
No hay duda. La puerta de la democracia en realidad es gran un embudo… o el ojo de una aguja –dirían los bíblicos–; sólo pasan aspirantes camellos, ricos y tramposos.
El analista Luis Carlos Ugalde estima que en la competencia electoral cada candidato a diputado federal gastará entre 6 y 10 millones de pesos; para gobernador hará falta diez veces más.
Las reglas electorales no propician la sana competencia política; el diseño de la norma resulta una gran simulación; los aspirantes independientes están condenados a una participación testimonial; llevan todas las de perder.
La excluyente democracia está para llorar y llorar… como Lagrimita.
EL MONJE LOCO: Bien decía el Profe Hank: “Político pobre, pobre político”.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com