Unos Doritos que cuiden al campo mexicano, la meta de PepsiCo
Proyecto “aeropuerto”, a yerno de Slim.
La nota es esa. Por más que queramos darle vuelta. El foco periodístico, tras la asignación del proyecto ganador para construir el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, inevitablemente apunta al mexicano más rico del mundo. Incluso ayer, al filtrase a los medios el fallo a favor del despacho arquitectónico Fernando Romero Enterprise FR-EE, asociado con el despacho internacional Foster + Partners, un buen número de portales periodísticos se referían al asunto como el triunfo del yerno de Carlos Slim.
No es para menos. Los méritos de Fernando Romero, la presencia de su empresa en siete países, y su nombramiento como líder del futuro por el Foro Económico Mundial, no alcanzan para zafarse de la acusación de portación de suegro rico, famoso y poderoso. Romero hereda a los enemigos del Ingeniero, de la misma forma que recibe el apoyo profesional, empresarial y familiar. Las críticas, bien o mal ganadas, llevan como destinatario a la cabeza de grupo Carso.
La presencia del célebre arquitecto británico Norman Foster poco amortigua la andanada de suspicacias. El nombre del mejor diseñador de aeropuertos del mundo –ha proyectado siete–, con obras únicas en Hong Kong, Aman, Kuwait, Londres, Barcelona, Berlín o Beijing, no importa a los obtusos, quienes para todo privilegian la tesis de lo torcido y los arreglos en lo “oscurito”… muy a la mexicana.
Esos mismos dirán que el Gobierno Federal compensa así al dueño de Teléfonos de México por haberlo declarado preponderante el sector de las telecomunicaciones. Que es un acto de contrición gubernamental…
Las conjeturas son inevitables.
Si bien es cierto que la gran ganancia de la mega obra sexenal está en la construcción, se antoja imposible que Grupo Carso se quede con las manos vacías, cuando la inversión estimada en 9 mil 500 millones de dólares requiere del concurso de gigantes de la construcción.
El hecho, es que ni Carso, Pinfra, ICA o la española OHL, pueden solas con el tamaño de la obra. No solo se trata de construir seis pistas y dos terminales, necesarias para mover a 120 millones de personas. También se requieren hangares, talleres de mantenimiento aéreo, estacionamientos e infraestructura de conectividad; el trabajo monumental que dará empleo a 160 mil trabajadores…
«Por cada millón de pasajeros serán mil empleos directos y tres mil indirectos», explicó el titular de la Secretaría de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza.
«Será único en el mundo, una verdadera escultura que se extiende, que vuela, que abre caminos», refirió el arquitecto Norman Foster; “La gran puerta de México para el mundo”, subrayó el Presidente de la República…
Pero… tampoco se debe de olvidar la dificultad que presenta la zona elegida para construir el nuevo aeropuerto. Su ubicación en la zona del lago de Texcoco implica trabajos hídricos de gran envergadura; la obra implica reponer y reubicar los vasos reguladores del nororiente de la Ciudad de México…
Precisamente por eso y por la gran suspicacia generada en torno a la asignación de la obra, la construcción de las nueva terminal aérea será vigilada con lupa. Con buena y mala fe, cientos de ojos escudriñaran el complejo proceso completo de asignación; la vigilancia será absoluta ante el compromiso del Gobierno Federal por la transparencia en la asignación de cada uno de los contratos.
El nuevo aeropuerto “de calidad mundial” dará para mucho y para muchos. Será una mina de oro, cuya veta constructiva dará beneficios, al menos una década.
Por lo pronto, las acciones de las grandes empresas constructoras suben de precio…
TUITOCRACIA: Se pasan los “usuarios” de las redes sociales al cuestionar el uso de la Plaza de la Constitución como estacionamiento efímero. Cambiar unas horas el uso de suelo de tan patriótico espacio resolvió un problema de manera práctica: evitar mayor congestionamiento vial provocado por lujosos vehículos y carros de escoltas de los mil 499 privilegiados, invitados a aplaudir el mensaje presidencial. De que se quejan esos patrioteros. Si el cuadrado cementado siempre ha sido estacionamiento de las disidencias, también puede serlo de las coincidencias. ¿O qué no?
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