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Un grupo de mujeres exploran zonas de tres municipios de Sinaloa para hallar restos de sus hijos; van detrás de cualquier pista
SINALOA, 9 de mayo 2016.- En las entrañas de la madre tierra buscan respuestas. Entre palos secos, en tierra árida, en tierra mojada por la lluvia.
Desesperadas, sin fuerzas para exigir justicia, lo único que quieren son los restos de sus hijos para darles una cristiana sepultura. Ellas son las buscadoras de El Fuerte. Desde hace un año nueve meses, por lo menos tres días por semana se agrupan los contingentes de mujeres humildes, que sin importar las inclemencias del tiempo, días de sol ardiente, de lluvia o frío, salen a escarbar la tierra.
Les dicen rastreadoras o buscadoras. No les importa que la gente crea que están locas, son víctimas constantes de personas insensibles que les ofrecen reportes falsos sobre el lugar donde están enterrados los restos de sus hijos; ellas acuden.
EL UNIVERSAL las acompaña en una búsqueda por sus hijos. Presas de desconsolado llanto, narran tristes historias. Con el dolor a flor de piel, sus gestos denotan coraje, tristeza, frustración. La cita es a las 09:00 horas, en las instalaciones de la Subprocuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) en Los Mochis, donde previamente solicitaron el apoyo de un equipo multidisciplinario; ahí, obtienen apoyo del grupo canino, médicos legistas, peritos y agentes del Ministerio Público.
Luego salen rumbo a El Fuerte, donde un “informante” les aseguró que había tres cuerpos enterrados en las inmediaciones de un arroyo. Ubicado al norte de Sinaloa, este municipio tiene una población de unos 13 mil habitantes.
La búsqueda inicia con una plegaria. “Nos ponemos en manos de Dios para que nos cuide y nos abra camino. En tus manos nos ponemos Señor y hágase tu voluntad”.
En tierra de sicarios, dicen, —en las proximidades del arroyo Vibajaqui— desde las 10:30 horas, decididas empiezan a empujar palos largos sobre la tierra, donde encuentran montículos de tierra, si se hunde, utilizan la pala con la esperanza de encontrar restos óseos.
Alrededor de 15 elementos policiacos las acompañan en vehículos oficiales, algunos se posicionan en áreas estratégicas para resguardar el área, ante el peligro de un ataque de integrantes de bandas criminales.
Otros, esperan arriba de los autos y tres perros sabuesos se encuentran en vehículos refrigerados, a la espera de que las buscadoras acompañadas de la comandante del equipo canino y médicos legistas encuentren “algo” debajo de esa tierra seca.
En el rastreo hay falsas alertas, y sacan por espacio de 20 minutos en tiempos diferentes, a Mateo y a Charly, dos sabuesos que no encuentran restos humanos.
Luego, los devuelven a los carros. “Cuidan más a los perros que nosotras”, reprochan.
Alrededor de las 14:00 horas, en un clima húmedo y cálido, de alrededor de 40 grados centígrados, una a una llegan al vehículo donde está la comida: tortillas de harina untadas con frijol molido y agua natural. Un manjar, después de un arduo día.
Incansables, continúan hasta las 18:00 horas su búsqueda con la poca herramienta con la que cuentan: dos palas de acero y 10 palos largos.
A pesar de la precariedad con la que realizan sus búsquedas, han encontrado restos óseos de 41 humanos, pero les faltan 178 personas desaparecidas en el gobierno de Mario López Valdez, del año 2010 a la fecha.
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