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El obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, ofreción un mensaje de Navidad para la sociedad queretana.
QUERÉTARO, Qro., 25 de diciembre de 2015.- En el mensaje de Navidad para la sociedad queretana, el obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, exhortó a los feligreses a seguir creyendo y confiando en el amor de Dios y su voluntad, pese a las adversidades que se viven actualmente como la violencia, inseguridad, falta de empleo y problemas económicos.
“Cuando parece que la vida se torna confusa y llena de incertidumbres por la crisis mundial, por la falta de paz entre los pueblos, por la violencia y por la inseguridad en nuestras ciudades, por la migración y el desempleo, por la pobreza y la falta de oportunidades para una mejor calidad de vida, Dios nos recuerda hoy que su amor y su fidelidad siguen estando presentes en medio de nosotros, buscando ser la causa de nuestra alegría y el motivo para seguir viviendo”, señaló.
De acuerdo con el obispo, al celebrar el misterio de la Navidad, Dios se hace pequeño para dialogar con cada uno de los hombres y mujeres de buena voluntad, para así ahuyentar sus temores e incertidumbres, y mediante su misericordia, ofrece alegría, serenidad y paz para todas las acciones que se realicen en su nombre.
“Deseo invitarlos para que aprovechando las gracias de este Año Santo, dediquemos un momento en nuestra vida para tocar con nuestras manos y sentir en nuestra vida, la experiencia misericordiosa del amor Dios. Especialmente, dejemos que su ternura cautive nuestras miserias, cure nuestras heridas y nos haga volver a la casa del Padre”.
En su homilía monseñor Faustino Armendáriz Jiménez aseguró que la alegría de los queretanos debe fundamentarse en reconocer a Jesús como el enviado del Padre, quien vino para ser instrumentar la salvación de la humanidad.
“Hay muchas formas de acogerlo y reconocerlo, hoy quiero invitarles a todos ustedes para que con los brazos abiertos y sin afán de fama o de gloria, lo recibamos en las personas que nosotros mismos hemos orillado con nuestra indiferencia y con nuestros egoísmos a vivir en el anonimato, en la soledad, en la angustia, en la tristeza. Quiero invitarles para que atendiendo a las palabras del Evangelio seamos capaces de reconocerle”.
Asimismo el obispo pidió humildad para poder descubrir al Señor, dejar los prejuicios culturales, sociales y morales que impiden ser misericordiosos como el Padre, ya que la humildad, es la virtud de los santos y de las personas llenas de Dios”.
“Aprovechemos estos días de familia y de encuentro fraterno, para estrechar lazos de profunda hermandad, especialmente dedicando un momento para visitar a quienes por cuestiones personales, laborales familiares o de amistad hemos olvidado y hemos descuidado. ¡Siempre es bueno pedir perdón aunque sepamos que somos nosotros los que nos hemos equivocado o perdonar a quien nos ha ofendido”.