Biden concede perdón a su hijo Hunter
Según testimonios, ya muy pasada la media noche que la caravana avanza lentamente a través de un camino marcado por cientos de pasos, se ven enormes bolas de fuego.
QUERÉTARO, Qro., 11 de mayo de 2015.- Desde antes de la colonización, Colón fue un municipio conflictivo. De acuerdo a la historia publicada en la página del Gobierno del Estado, fue zona de guerra entre otomíes y Chichimecas. Su territorio se debatió entre unos y otros hasta la llegada de los españoles, quienes fundaron lo que ahora es el municipio junto con indígenas de la zona.
De acuerdo a Ciudad Y poder, en 1748, la Misión de Santo Domingo de Soriano (hoy Basílica de Nuestra Señora de Dolores Soriano) fue erigida. La devoción hacia Nuestra Señora de los Dolores de Soriano llevó a que cada año, se organizaran entre tres y cuatro peregrinaciones. Vienen de todos lados: Guanajuato, Estado de México, San Luis Potosí, y unos aún más lejanos.
La mayoría de las peregrinaciones salen -o cruzan- por la capital de Querétaro. De ahí, caminan rumbo a La Cañada, donde inicia la parte mas dura del camino: a campo traviesa, tienen que cruzar cerros y montañas, a duras penas con caminos de tercería, en donde el calor del día pone en riesgo la salud de muchos.
Si bien, el obligatorio temor que causa caminar en la penumbra se basa más en la presencia de bandidos y asaltantes, hay otro miedo que acongoja a los caminantes. Según testimonios de algunos asistentes, ya muy pasada la media noche que la caravana avanza lentamente a través de un camino marcado por cientos de pasos, es que se ven enormes bolas de fuego, a veces en las copas de los pequeños árboles del semi desierto.
«Son las brujas», susurran algunos, al momento que se dan cuenta que las flamas no consumen nada a su paso, si no que permanecen ahí, estáticas y en una perfecta forma esférica.
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