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Una mujer con trastorno de personalidad múltiple y más de 10 identidades diferentes, que puede ver cuando adopta una de ellas, ayudó a comprender mejor cómo el cerebro puede controlar el flujo de información visual.
QUERÉTARO, Qro., a 27 de Noviembre de 2015. Tenía 33 años cuando visitó por primera vez la clínica psiquiátrica del doctor alemán Bruno Waldvogel, acompañada de su perro lazarillo, como acostumbraba desde hacía más de 10.
Había perdido la visión por completo, hacía concretamente 13 años, tras sufrir un accidente traumático del que los médicos no quieren dar detalles.
En ese momento había sido diagnosticada con ceguera cortical, causada –de acuerdo con su informe médico– por el daño cerebral ocasionado durante el incidente.
Pero los motivos que le llevaron a la clínica del doctor Waldvogel nada tenían que ver con su ceguera.
La protagonista de esta historia, que responde a las iniciales de B.T., sufría, además, trastorno de identidad disociativo (personalidad múltiple), un desorden mental que ya padecía antes del traumático evento.
«Presentaba más de 10 personalidades», reza el informe emitido por el doctor Waldvogel y el profesor asociado de psicología médica del Instituto de Medicina Psicológica de Munich (IMP), Hans Strasburger, quien también trató a la paciente.
«Cambiaba de identidad espontáneamente. En cada personalidad adoptaba un nombre, edad, género, aptitudes y temperamento diferentes», se lee en el reporte, recientemente publicado en la revista especializada PsyCh Journal.
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