Itinerario Político
Desde que inició la investigación de las manifestaciones rupestres, hace casi ciento cincuenta años, los arqueólogos han develado muchas de estas incógnitas.
QUERÉTARO, Qro., 15 de abril de 2016.- En el Patio de Los Naranjos, ubicado en el Museo Regional de Querétaro, charlará el arqueólogo e investigador del Centro INAH Querétaro, Carlos Viramontes Anzures, sobre el tema “El arte rupestre de la Sierra Gorda. Testimonio gráfico de los antiguos cazadores recolectores”.
A partir de las 18:00 horas de este viernes 15 de abril, los escuchas descubrirán el fascinante mundo de la expresión rupestre de las sociedades nómadas y seminómadas que habitaron la Sierra Gorda Queretana y Guanajuatense desde la época prehispánica.
El arte rupestre es una de las primeras manifestaciones plásticas del género humano; los ejemplos más tempranos se han registrado en el viejo continente y datan de hace más de 30,000 años. Este arte es una de las primeras expresiones culturales del género humano, y no se define por su antigüedad ni por su exclusividad dentro de una sociedad o región, pues este tipo de comunicación ha estado presente a lo largo de la historia.
Estas expresiones simbólicas del hombre antiguo, quedaron inmortalizadas en las cuevas y abrigos de todo el mundo y pudo originarse como consecuencia de diversas motivaciones tanto sagradas como profanas. En la región centro Norte de México, y particularmente en Querétaro y Guanajuato existió una larga tradición de grabar y pintar diseños vinculados con su cosmología, su forma de pensamiento y su entendimiento del mismo.
Pero, ¿qué llevó a hombres y mujeres de tiempos y espacios tan diferentes a dejar constancia de su presencia en las paredes de cuevas, abrigos, frentes o afloramientos rocosos? ¿Trataban de comunicarse con los dioses que dominaban su mundo? ¿Tal vez esperaban congraciarse con los espíritus de los animales que cazaba? ¿Por qué la preferencia por algunos colores? ¿Tenían algún significado especial? Estos y otras muchas interrogantes plantea el mundo del arte rupestre a través de enigmáticos símbolos plasmados en las rocas. Afortunadamente, desde que inició la investigación de las manifestaciones rupestres, hace casi ciento cincuenta años, los arqueólogos han develado muchas de estas incógnitas.
Carlos Viramontes Anzures es investigador titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia desde 1985 y egresado de la ENAH. Recibió el premio Alfonso Caso 2003, a la mejor tesis de Doctorado en Arqueología, Premio Alejandrina 2003 a la investigación en ciencias sociales y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT en 2005. Ha participado en diversos congresos nacionales e internacionales además de ser director de varios proyectos arqueológicos. Actualmente, dirige los proyectos de arte rupestre en la cuenca del Río Victoria y el proyecto arqueológico Arroyo Seco enfocados en la investigación de sociedades recolectoras y cazadoras del Semidesierto de Querétaro y Guanajuato.