Libros de ayer y hoy
Lo sé, el “sospechosismo” se ha apoderado de mi, cada vez que veo una sombra, me brinca el corazón pensando que es un “maistro” armado de un garrote que me va a reclamar el que sea crítico a sus formas de presión y a las canonjías que de mala manera han conseguido, con cargo al pueblo de México… Pensaras, estimado lector, que sus “prebendas” son logros sindicales y te contesto ¡No!, las prestaciones, concesiones y canonjías que en exceso y en forma abusiva les cedieron u otorgaron gobernantes deshonestos, injustos y arbitrarios, no son legítimas ni logros sindicales genuinos; son el resultado de chantajes o de asociaciones delictivas que unieron a gobernantes con líderes sindicales para controlar masas de “maistros” en función de intereses políticos y económicos ¡Y aclaro!, esto también dio con petroleros, con electricistas y con todas aquellas “organizaciones” corporativas que estaban y están al servicio electoral y político del gobernante en turno. En otras palabras, las “conquistas” sindicales en México, en su mayoría no fueron producto de una lucha de equilibrios entre el capital y la mano de obra, mucho menos en el caso de centrales obreras, campesinas o gremios que trabajaban o dependían del gobierno; esas, mal llamadas conquistas sindicales, fueron producto de arreglos en lo oscurito donde la “autoridad” cedía ventajas y otorgaba beneficios con dinero público, para recibir un apoyo o servicio privado: para él, para su partido o para su camarilla.
¿Que por qué aseguro que no fueron “conquistas sindicales”?, pues muy sencillo, porque además de inmoral, abusivo e injusto, es idiota pensar que es correcto otorgar prestaciones con dinero del pueblo, muy por arriba de las que el propio pueblo recibe; esto equivale, para que me entiendan los “fans” de la iniciativa privada, a dar más beneficios en una empresa, al trabajador y no al patrón, el que puso su ahorro, intelecto y capital en riesgo al fundar un negocio, además de administrarlo y conducirlo; es decir, equivale, hablando en lenguaje campirano, a que el peón gane más que el caporal.
Si el pueblo, a través de sus aportaciones fiscales da los recursos para “sostener” a los gobiernos; leonino, por decir lo menos, que esos recursos se dilapiden otorgando prestaciones y prebendas a supuestas organizaciones sindicales al servicio del Estado, que ni el mismo aportante se puede dar el lujo de tener; me explico: el pueblo tiene 15 días de aguinaldo, a muchos burócratas y sindicalistas les dan más de un mes. El pueblo tiene una semana de vacaciones, a muchos burócratas y sindicalistas les dan más de un mes. El pueblo tiene IMSS, a congresistas y burócratas les dan servicios médicos particulares, etc. Ello sin contar el control de plazas que dieron a los “maistros” o el derecho a heredar y vender puestos de trabajo o la designación de funcionarios públicos o candidaturas o el usufructo de bienes de los gobiernos, etc. Más primas de antigüedad que no tiene el trabajador común, más garantías y beneficios de jubilación, más etcéteras adicionales. Y que conste, entre las prestaciones no contamos las cantidades millonarias que dan los gobernantes débiles y corruptos, para “comprar” líderes que chantajean con plantones y bloqueos… Todo gracias a la opacidad en las cuentas públicas que permiten los diputados y senadores al tener leyes “laxas” que permiten la alquimia contable para desaparecer las tranzas.
Concretando, cualquier gobernante o funcionario que reparte dinero público para “controlar” o “calmar” los reclamos de lumpem´s que se dicen sindicalistas, es corrupto, por una sencilla razón, no es su dinero. Lo mismo; cualquier trabajador o gremio que aprovechando la corrupción o debilidad institucional “chantajea” para obtener ventajas o prebendas, más allá de las que recibe quien aporta el dinero, el pueblo de México, es un sindicato o gremio corrupto que toma ventaja del cinismo de gobernantes para, en complicidad, lucrar con el dinero público.
¿De los eventos en la ciudad de México que puedo decir?: que en mi opinión fueron una farsa montada y permitida para hartar al pueblo de los reclamos ciudadanos y así minimizar las protestas que vienen por la Reforma Energética y la entrega de los bienes nacionales al capital extranjero.
Concluyo, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos declara que todos somos iguales, ¿entonces?, ¿de dónde se abroga el derecho un funcionario o gobernante para dar “ventajas” con dinero ajeno a un sindicato o grupo de poder?, cuando al hacerlo en los hechos estamos convirtiendo a unos en mexicanos de primera, mientras el pueblo que los mantiene está conformado por mexicanos de segunda que no tienen las prestaciones, prebendas ni canonjías de los primeros. Dar vacaciones o aguinaldos con dinero público es fácil e inmoral; gobernar con equidad es un trabajo de compromiso y arduo,… pero urgente ¡Así de sencillo!