AMEALCO DE BONFIL, Qro., 4 de febrero de 2014.- La comunidad católica de las “Las Siervas Pobres de Jesucristo”, quienes prestan apoyo en el centro Catalina, donde la directora madre Mary Jane Ranek y dos religiosas más -todas ellas estadunidenses-, atienden a casi un centenar de indígenas de este municipio de Amealco.

La “magia” de que las mujeres indígenas, principalmente de San Idelfonso Tuxtepec, estén trabajando en sus artesanías que las identifican ahora a nivel internacional, es parte de esta comunidad, donde les han mostrado el camino para no depender de sus hombres, más bien de las labores que realizan en sus bordados y creaciones.

La comunidad las Siervas Pobres de Jesucristo fue fundada principalmente para mostrar el camino a las indígenas, sobre todo a las madres solteras, abandonadas y viudas, para darles la oportunidad de mantener  a sus familias.

Con la finalidad de sacar adelante a estas mujeres indígenas, las religiosas pagaban todos los servicios, como es el agua y la luz, pero lo más sorprendente es que se les construyeron sus viviendas, y dentro de estos un costurero donde ellas pudieran trabajar, una labor que ni el mismo gobierno mexicano hizo por la gente de aquel municipio.

Además de esta noble labor, las monjas lograron construir un inmueble donde se da atención a los niños de las mujeres, en donde se les da oportunidad de que los pequeños sigan con sus estudios; “porque la única manera de salir de la pobreza es la educación” dijo la religiosa Mary Jane.

La hermana Jane Ranek dijo que no todo se trata de estudios, sino  buscar que los pequeños se diviertan con juegos que en sus casas, a practicar con computadoras; “estamos tratando de aceptar a familias más pobres”.

Es reconocible la labor que realizan las monjas estadunidenses, pero más al saber todo lo que hacen para mantener a toda una infraestructura, como es un inmueble y todos los gastos que conlleva, en donde se mantiene a varios niños, a quienes a algunos se les da tres comidas al día, se les viste y se les calza, además de las clases que se les imparte para cumplimentar su educación.

Para ello, la hermandad tiene el apoyo a través de becas de la fundación Mi Casa de San Antonio para la adquisición de mochilas, zapatos y tenis para los pequeños. Asimismo gracias a esas donaciones -que vienen desde los Estados Unidos- se logró la construcción de aulas del salón de computación.

De igual forma se les da la oportunidad a las mujeres para que sigan trabajando sin ningún problema, además de que no tenga excusas como la falta de dinero para mandar a sus hijos a la escuela.

Por el momento, en las instalaciones del centro Catalina, se atienden a 63 niños en dos grupos.  Además, a las 34 familias, que son independientes a las 10 mujeres que cosen en sus casas, se les ayuda con despensas, pero no solamente se les apoya parea ganar dinero sino para tener un apoyo espiritual y emocionalmente; por tal motivo se contrató a una mujer abogado para ayudar a las mamás en las vías legales y civiles que requieran.

Esta casa de ayuda también brinda atención médica y de salud completa, y muy pronto hasta odontológica, ya que se espera el arribo de una profesionista, y en caso de requerir una atención en otra parte del estado o del país, el Centro Catalina les apoya con dinero para esos gastos fuertes.

La directora madre señaló –después de ofrecer un recorrido por las instalaciones- que su comunidad le donó 80 mil dólares, sin embargo esta cantidad no ha sido suficiente pues ella debió conseguir una cantidad igual.

Para conseguir los apoyos económicos, explico que tuvo que buscar a amigos de la ciudad de Querétaro y amigos en los Estados Unidos, logrando conseguir becas por 50 mil dólares.  Al no llegar a la meta, le escribió a amigos y voluntarios de su hermandad y pudo recaudar 25 mil dólares más, sin embargo aún buscan conseguir 5 mil dólares para reponer lo que le faltó a ella y culminar la obra.

Ahora que han conseguido levantar el inmueble, Mary Jane mencionó que recibe apoyo de mucha gente, entre estos el DIF estatal y local, así como panaderías que donan sus productos, carnicerías y fruterías, que aunque es muy poco lo que donan, para ella es una bendición.