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QUERÉTARO, Qro., 25 de julio de 2014.- Entre los grandes pendientes que deja la Reforma Política podríamos mencionar la segunda vuelta para elegir presidente de la república, gobernadores y alcaldes, el referéndum y el plebiscito, así como estimular y atender a la sociedad civil, todo ello para construir una mejor democracia en nuestro país, tal es la opinión del diputado federal por el Partido Acción Nacional, Marcos Aguilar Vega, en entrevista exclusiva para QUADRATÍN Querétaro.
En la actualidad, la mayoría de los gobernadores y alcaldes, y el mismo presidente de la república, han sido electos con porcentajes inferiores al 50 por ciento y con el fin de darle una suficiente legitimidad, el Partido Acción Nacional propuso que, como en numerosos países de Europa e incluso de América Latina, se apruebe la segunda vuelta con los dos candidatos que hayan tenido la mayor cantidad de votos, siempre y cuando, por supuesto, ninguno de ellos haya tenido más del 50 por ciento en la primera votación.
Sin embargo, precisa el legislador queretano, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no aceptó la propuesta, “seguramente por considerarla como una amenaza directa para poder retener la Presidencia de la República en futuras elecciones, y es que para lograr una reforma constitucional, en la Cámara de Diputados se requiere la fuerza política del PRI, al menos en esta legislatura, por el número de curules que tiene”.
Este es, sin duda, un tema toral para la vida democrática de México, sin embargo no está en la agenda del PRI y por lo menos no se dará en la actual legislatura, precisa Aguilar Vega.
Otro tema fundamental es abrir las puertas a una mayor participación de la sociedad civil, y ahí quedaron también esperando aprobación las figuras de plebiscito y referéndum, mediante las cuales se puede consultar directamente a la población sobre algunos de los temas más importantes para la buena marcha del país, pues con ellos se puede llevar a México a mejorar su sistema democrático, opina el ex catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Desafortunadamente México es uno de los países con menor número de organizaciones civiles para impulsar la participación ciudadana. La sociedad civil puede y debe tener su propia agenda de prioridades y asumir el liderazgo que le corresponde en las políticas públicas para llevar a que el gobierno las traduzca en realidades, sin embargo su participación es hoy todavía poco notable tanto por el número de organizaciones, como por la escasa atención que se les brinda por los diferentes niveles de gobierno.
(Hay que recordar que algunos de los avances logrados en muchos países provienen de la sociedad civil. Fue en una comunidad de Florida, Estados Unidos, donde por primera vez se legisló para declarar libres de humo de tabaco lugares cerrados, antes de lo cual se podía fumar hasta en los aviones, autobuses, cines, teatros y oficinas. Los aviones que fumigaban los campos agrícolas contaminando alimentos, tierras, y trabajadores fueron prohibidos primero en un condado de California. El rechazo a productos embotellados en materiales como el pet, se ha vuelto generalizado y en las escuelas de muchos países se ha regresado a los bebederos para los alumnos y no se permiten refrescos embotellados. Muchas de las grandes ciudades han reconocido como error de planificación urbana privilegiar el uso del automóvil con segundos y terceros pisos dentro de las ciudades, y ahora se hace caso de transporte público de calidad y se alienta el uso de la bicicleta diseñando ciclopistas y ciclopuertos, todo ello, entre otras cosas, como demanda de la sociedad civil. De ahí que se aliente con mayor frecuencia la creación de consejos ciudadanos por ayuntamientos y otros niveles gubernamentales sobre diversos temas y se perciba un interés en el ciudadano en agruparse para plantear problemas comunes).
A propósito de lo cual, Marcos Aguilar Vega concluyó: Yo estoy convencido que mientras los gobiernos no transiten a un modelo de participación ciudadana, que fortalezca y legitime sus decisiones, estaremos fundándonos todavía en una incipiente democracia, que no habrá pasado todavía del sistema autoritario en el que hemos vivido desde hace 70 años.