Querétaro, golpe a la impunidad
Porras perras…
Al son de la negra… y el “ardor”, los barristas rojinegros de “La 51” reaparecieron para cobrarle al Jefe Boy el palo dado por las Chivas endiabladas.
Treinta y seis horas después de una fragorosa batalla entre fanáticos furiosos y policías temerosos, el desvencijado Estadio Jalisco quedará clausurado hasta nuevo aviso; se impuso una multa de 268 mil pesos. El equipo cancela prerrogativas a los belicosos barristas.
La comentocracia deportiva condena la violencia vergonzosa, mientras la familia futbolera se horroriza con los vándalos… y se rasga las vestiduras.
Los directivos de Atlas, pero también de Pachuca, Querétaro, Santos, América, Pumas y otros aristócratas de la “Liga de la Patada” hacen como que la Virgen les habla a la hora de las culpas.
Si la porra perra es brava, hasta los de casa muerde gracias a la complacencia de los dueños del balón. Son “esos” quienes consienten y financian a las pandillas disfrazadas de grupos de animación; les regalan boletos, solapan la reventa, les financian el transporte… y permiten todo, dizque por amor a la camiseta.
Desde el día en que el Club Pachuca decidió importar el modelo argentino –con asesores y todo– se abrió la “caja de pandora”. Ingenuos, los directivos pensaron que serían capaces de copiar sólo lo bueno de una práctica perversa que deriva con frecuencia en actos criminales.
Las “ches” porras de allá son verdaderas bandas de delincuentes, con frecuencia traficantes de drogas y armas; se rentan como golpeadores al mejor postor –incluidos los partidos políticos–; nadie los controla, como vimos en el clásico Boca-River de la semana pasada.
Los vicios y costumbres, igual que los cánticos y las arengas se repiten en México, amplificados por el dinero de quienes piensan que a nuestro futbol le falta pasión. Ningún dueño de equipo, menos los federativos, están dispuestos a asumir la parte criminal de una actitud nefasta, aún a sabiendas de que las porras perras se alimentan violencia.
EL MONJE LOCO: Desde la semana pasada, Manlio Fabio Beltrones se “destapó” para dirigir al PRI ante la inminente salida de César Camacho. ¿Cuál es el plan con maña del influyente personaje? Manlio sabe de memoria que los partidos políticos están agotados, urgidos de renovación, pero por ahora son la única puerta “transitar” a la democracia… Me han comentado que el inescrupuloso Frank Underwood, protagonista de la exitosa serie estadunidense House of Cards viene siendo una especie de Beltrones región 1. Lo dudo. El perverso político demócrata, hambriento de poder –personificado por el actor Kevin Spacey– queda corto ante el sonorense; la realidad casi siempre supera a la ficción.
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