Educación en México: retos y avances en el sistema educativo
SAN JUAN DEL RÍO, Qro., 24 de octubre del 2013.- A su llegada a San Juan Del Río, Faustino Armendáriz Jiménez, señalo que la religión católica crecerá en cuando a templos se refiere, como lo vayan requiriendo los sacerdotes, sin embargo, dijo que lo mas importes es atenderlos lo que se tiene ahorita, dijo.
“En medida en que los mismos sacerdotes vayan solicitando como frutos de la necesidad de ser atendidas estas comunidades vamos ir creando de manera paulatina, nuevas comunidades parroquiales, lo importante es atender lo que tenemos ahorita”, indico el máximo líder estatal de la religión católica durante su visita al Colegio Corregidora.
Señaló que la diócesis cerrará el año con un crecimiento y destacó un acercamiento al pueblo y también de personas como fruto de la misión permanente que continúan engrosando las filas de los misioneros.
Armendáriz Jiménez destacó que los cambios parroquiales que se realizaron a nivel estado, tienen que funcionar, porque son para bien; “los sacerdotes son una bendición en una comunidad sacerdotal”.
Dijo que los jóvenes están en una posición desafiante, “donde cada trinchera, cada autoridad debe hacer su parte, en la medida que se sigan abriendo antros, en la medida que se sigan distribuyendo bebidas alcohólicas, en la medida que no se atienda a una juventud que esta vulnerable ante la droga, que esta vulnerable ante la depresión, que esta vulnerable ante los vicios, en esa medida yo creo que no vamos a construir nada”.
Llamo a todos los jóvenes, porque la iglesia dijo, los quiere atraer, pero ella misma por si sola no lo va a lograr, por lo que dijo que se necesita la ayuda de Dios.
En cuanto a la celebración del día de muertos, el obispo señaló que todos necesitamos de la oración, y que de ella requieren nuestros difuntos, porque todos vamos a recorrer ese camino, “un camino que nos lleva a Dios a través de la resurrección”.
Mencionó que en relación al ‘halloween’ que es una festividad que no es cristiana-católica, una celebración que no tiene ningún fundamento en nuestra fe.