Clausuran valet parking del restaurante El Sirenito por irregularidades
AMEALCO DE BONFIL, Qro., 25 de enero de 2014.- El municipio de Amealco ha recibido toda la atención de los cuerpos policíacos del estado, sin embargo nunca se le ha puesto atención a las carreteras estatales de San Juan del Río y Tequisquiapan, pues han quedado desprotegidas, registrándose hechos violentos en los últimos días.
La carretera federal No 45, Palmillas-Huichapan, ha sido escenario de varios robos con violencia, como es el robo que sufrió la bodega de una constructora, el atraco frustrado que realizó un grupo armado contra dos transportistas, entre otros más.
La carretera estatal No 200, Tequisquiapan-Tecozautla, es otra arteria por donde no hay vigilancia por parte de la Policía Estatal, siendo que también es frontera con Hidalgo.
Dentro del municipio tequisquiapense, el hecho más reciente que se registró fue el asesinato de un sanjuanense, donde él o los homicidas tuvieron todo el tiempo del mundo para asesinar a su víctima.
La Policía Estatal de San Juan del Río, encargada de brindar seguridad en el vecino municipio no se da abasto con la labor, ya que desde tiempo se sabe que el agrupamiento de esta localidad cuenta con muy pocos elementos, sin embargo debe apoyar a los municipios más próximos como parte de los operativos implementados para reforzar la seguridad en los límites con Michoacán.
La dependencia tiene que atender operativos coordinados con el Ejército mexicano, la Policía Federal, municipal, enviar elementos para atender los encuentros de futbol en el estadio Corregidora, además de otros dispositivos de seguridad.
Pero además tiene el deber de brindar seguridad a las carreteras de su jurisdicción, como es la 300, Amealco-San Juan del Río; Paseo Central; la 122, La Estancia-La Llave; la 124, Vista-Pueblo Quieto; 126, la Rosas-Las Adelitas; y la 200, Tequisquiapan-Galeras.
Tanta es la ocupación de los elementos de la PoEs, que no ponen un alto a los traileros que transitan casi a diario por la avenida Central y van dispersando el estiércol del ganado que trasladan, lo que ya es una molestia para los restauranteros y comerciantes de la zona, ante los nauseabundos olores.