Poder y dinero
¡VOLVER REPATRIADOS ES
REGRESAR AL “INFIERNO”!
¿Por qué millones de ciudadanos mexicanos, centroamericanos y
sudamericanos viajan al norte del Continente, en busca del “sueño
americano”?
¿Por qué esos millones de personas deciden dejar todo atrás
–patria, parientes, amigos y cultura–, para buscar una nueva vida en un
país que, como Estados Unidos, posee una cultura totalmente distinta,
una lengua diferente y una idiosincrasia ajena a los usos y costumbres
latinos?
¿Qué tiene el “sueño americano”, que no tienen los países de los
que escapan millones de personas que se juegan todo –incluso la vida–,
para cruzar al norte del Río Bravo? La respuesta la conocen todos o casi
todos.
Esos millones de ciudadanos mexicanos, centroamericanos y
sudamericanos no reniegan de sus culturas y menos de su patria; tampoco
pretenden olvidar su lengua y sus raíces. No, en realidad huyen del
“infierno” en que gobiernos populistas y dictatoriales han convertido a sus
pueblos.
Escapan de su patria porque los gobiernos fallidos no ofrecen paz,
justicia, salud, educación, seguridad y tampoco un futuro económico para
ellos, para sus hijos y los hijos de sus hijos.
Lo cierto es que se van en busca del “sueño americano”, no para
escapar de la disciplina del trabajo, tampoco de la cultura del esfuerzo y
menos porque busquen una vida más fácil y más cómoda.
No, la mayoría de esos millones de latinos escapan del “infierno” de
sus países, a pesar de que en EE. UU. enfrentan calamidades como la
ilegalidad, la persecución, el maltrato y de que en muchos casos se juegan
la vida sólo en el intento por cruzar al vecino del norte.
Pero acaso la peor noticia es que los indocumentados que buscaron una
nueva vida en Norteamérica, son parte de lo mejor de México,
Centroamérica y Sudamérica. Sí, muchos de esos indocumentados son lo
mejor de sus países y del continente; los mejores ciudadanos que pierden
los gobiernos fallidos, de las dizque izquierdas latinoamericanas.
Y por eso, porque una mayoría de indocumentados son ciudadanos
latinoamericanos ejemplares, su trabajo es reconocido, apreciado y nunca
suficientemente pagado.
Claro, trabajo que siempre es mejor remunerado que en sus países
de origen; esas dictaduras y populismos en donde están limitadas las
libertades, cancelados los derechos, el futuro y en donde la justicia es
inexistente.
Y ese es, precisamente, el centro de la discusión.
Y es que, al ser repatriados a sus países de origen, esos millones de
ciudadanos latinoamericanos están condenados a volver a los “infiernos”
de los que fueron expulsados y de los que salieron huyendo a pesar de
que se jugaron la vida en el intento por cruzar una de las fronteras más
peligrosas y más grande del mundo.
Y aquí empiezan las preguntas.
¿Qué futuro les espera a los venezolanos repatriados; a los
colombianos, nicaragüenses y/o cubanos que son expulsados de EE.
UU.…?
Sí, tenemos que repetirlo hasta el cansancio; el futuro que enfrentarán
esos millones de ciudadanos latinos repatriados se llama “infierno”; sí, el
“infierno” de las dictaduras y de los populismos.
Pero acaso el peor escenario que enfrentarán los millones de
mexicanos expulsados de Norteamérica es el mayor “infierno” del
continente; un país en manos de una mafia criminal que defiende al
crimen organizado y que olvida a los ciudadanos.
¿Y por México es el peor escenario para los expulsados por Trump?
Porque desde hace casi siete años, desde la llegada al poder de la
mafia llamada Morena, México dejó de ser una democracia y se ha
convertido en una dictadura de partido.
Sí, una autocracia en donde se han cancelado libertades básicas, en
donde los ciudadanos han perdido la tranquilidad, el derecho a vivir sin
violencia, han olvidado su derecho a disentir, a protestar, mientras que los
gobiernos de Morena no son otra cosa que “narco-gobiernos” al servicio
de las bandas criminales.
Sí, los repatriados mexicanos son y serán regresados al “infierno”
llamado Morena y a sus gobiernos criminales, con cientos de miles de
muertes violentas, de feminicidios, de políticos aliados con las bandas
criminales; políticos que solapan a narcotraficantes, secuestradores,
saqueadores, ladrones, “huachicoleros” y mafiosos de la peor calaña.
Un México sin servicios de salud, sin educación, sin seguridad, sin
justicia, sin empleos, sin futuro y en donde no hay libertades básicas como
las de expresión, de protesta y de manifestación.
¿Qué tendrán que hacer esos millones de mexicanos repatriados,
que se habían acostumbrado al trabajo duro, la remuneración suficiente y
los beneficios de una democracia como la de EE. UU.?
Sin duda que volverán al “infierno”. ¿Lo dudan?
Al tiempo.