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QUERÉTARO, Qro., 5 de octubre de 2024.- El Cerro de las Campanas, un sitio emblemático de Querétaro, es conocido por ser el escenario de uno de los episodios más trascendentales de la historia de México: la ejecución del emperador Maximiliano de Habsburgo en 1867. Hoy en día, este lugar es un espacio que combina historia, cultura y naturaleza, atrayendo tanto a visitantes locales como internacionales.
Este cerro, cuyo nombre proviene del sonido peculiar que producen las piedras al chocar entre sí, fue el último refugio de Maximiliano, quien tras ser derrotado por las fuerzas republicanas de Benito Juárez durante la Segunda Intervención Francesa, fue capturado y sentenciado a muerte junto con los generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía. El 19 de junio de 1867, la ejecución se llevó a cabo en este lugar, marcando el fin del efímero Segundo Imperio Mexicano y consolidando la República bajo el liderazgo de Juárez.
A lo largo de los años, el Cerro de las Campanas ha sido transformado en un espacio de memoria histórica. En 1900, se inauguró una capilla en honor a Maximiliano, donada por el gobierno de Austria. Años más tarde, en 1967, con motivo del centenario de la caída del Segundo Imperio, se levantó un monumento en honor a Benito Juárez, simbolizando la victoria de los ideales republicanos.
Actualmente, el cerro forma parte de un parque con un museo que relata los eventos clave de la época. Este espacio no solo es un recordatorio del pasado, sino también un lugar donde las familias pueden disfrutar de la naturaleza, hacer ejercicio y reflexionar sobre los hechos que forjaron el destino de México.
El Cerro de las Campanas es más que un sitio histórico; es un símbolo de la lucha por la soberanía y la defensa de los principios republicanos que hoy siguen vigentes en el país. Con su rica historia y su importancia en el imaginario colectivo de los mexicanos, sigue siendo un referente de la resistencia y la identidad nacional.