Libros de ayer y hoy
UNIVERSIDADES, OTRO
“¡TERRITORIO NARCO!”
Aquí lo dije no en una ni dos, sino en muchas ocasiones.
Documenté que las universidades públicas eran territorio de las
bandas que regentean el narcotráfico y que era un negocio bien conocido
no solo por los rectores, sino por las autoridades educativas.
Y esa versión se pudo confirmar hoy, de voz del “jefe de jefes” del
narcotráfico, Ismael Zambada –El Mayo–, quien en carta pública que
difundió su abogado, explica que el encuentro en el que habría sido
retenido y extraditado era para negociar quien sería el rector de la
Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
Así lo explica: “Joaquín Guzmán López me pidió que asistiera a una
reunión para ayudar a resolver las diferencias entre los líderes políticos de
nuestro estado.
“Estaba enterado de una disputa en curso entre Rubén Rocha Moya,
gobernador de Sinaloa y Héctor Melesio Cuén Ojeda, ex diputado federal,
alcalde de Culiacán y rector de la (UAS), sobre quien debía dirigir esa
institución”. (FIN DE LA CITA)
Es decir, que según la carta de “El Mayo”, el Cártel de Sinaloa tiene el
control de universidades como la UAS.
Sí, por increíble que parezca.
Pero tampoco es una novedad. ¿Por qué?
Porque aquí documenté el “narco-control” de las universidades, en el
Itinerario Político titulado: “¿Quién gana con el narco en la UNAM?”, del
25 de marzo de 2016:
Así lo dije: “Aquí nada ni nadie se oculta.
“La “merca” se ofrece a la vista de todos.
“Los tacos se venden igual que “los tokes”, las “quekas” o los “pericos”.
“Los estudiantes de nuevo ingreso tardan dos o tres días para ubicar
al medio centenar de “dealers” que disputan “clientes” en las
inmediaciones de Filosofía y Letras, Campus Central, Ciencias Políticas y el
Metro Universidad.
“Es la UNAM, en donde se consigue todo tipo de droga, la cantidad que el
cliente pida y, sobre todo, los 365 días del año.
“Mercado en grande, a la vista de todos, que disputa una clientela cautiva
de cientos de miles de consumidores; territorio sin ley y sin policía, y en
donde se educan los abogados pero donde la ley no existe, en donde se
prepara a los médicos y la salud no le importa a nadie, en donde aprenden
los futuros jueces y ministros, en medio de cursos intensivos de consumo
de droga.
“¿Quién gana con el jugoso negocio del narco en la UNAM? ¿Qué
autoridades universitarias y de qué nivel, estimulan el escandaloso
negocio de la droga? ¿De verdad ningún rector se enteró del negocio?
“Lo más ridículo es que mientras los rectores parecen ciegos, sordos y
hasta idiotas ante el escandaloso negocio de la droga que se regentea en
sus narices, todos los universitarios –y no se diga consumidores eternos–,
saben que el centro de distribución de droga es el Justo Sierra, el
Auditorio “Che Guevara”, en donde los cárteles de la droga tienen un
rentable centro de distribución y consumo; los estudiantes universitarios.
“Y todo solapado por esas gemelas perversas llamadas “autonomía
universitaria” y “gobiernos complacientes”; justificaciones injustificables
que estimulan grupos políticos universitarios que se resisten al ingreso de
la policía, a la detención de las mafias criminales de droga y a la
investigación para saber en qué nivel universitario –y quien, con nombre y
apellido–, brinda protección al “magnífico” negocio de la droga en la
UNAM.
“Y es que resulta increíble y hasta ofensivo que los rectores de la UNAM
no conozcan el escandaloso negocio de drogas en la UNAM y que
directores de facultades y escuelas estén ajenos. Y la mejor prueba de ese
insólito es que en los últimos 16 años ninguna autoridad ha movido un
dedo por acabar con ese problema, que empezaría por la recuperación del
Justo Sierra y por la detención y consignación de los ocupantes, todos
narcos.
“Distintas encuestas a la comunidad universitaria señalan que por lo
menos el 80% de los estudiantes aplauden el desalojo del Justo Sierra y
otros tantos repudian la creciente venta ilegal de todo tipo de drogas. Sin
embargo, ni los rectores, ni el gobierno capitalino y menos la PGR se
atreven a poner fin, a pesar de que los medios han documentado con
nombre y apellido a cada uno de los “OcupaChe” que se dicen estudiantes
sin serlo, que se dicen activistas de quién sabe qué causa, pero que sólo
viven del negocio de la droga.
“Por eso resulta ridículo –si no es que de risa loca–, que en la casa de las
ideas, del pensamiento y del conocimiento, que en la UNAM, nadie
conozca la ley y menos su aplicación. Al tiempo. (FIN DE LA CITA)
Queda claro que los rectores de las más influyentes casas de estudio de
México no sólo conocen la podredumbre en las universidades públicas,
sino que solapan a las bandas criminales y su negocio de drogas.
Y uno de esos rectores será el próximo canciller.
Y luego se quejan porque los ciudadanos los llaman “narco-gobiernos”.
Al tiempo.