Querétaro, golpe a la impunidad
El segundo debate entre las candidatas
presidenciales, Claudia Sheinbaum y Xóchitl
Gálvez y el candidato Jorge Máynez, volvió a ser
un foro light tanto en las propuestas como en los
ataques que expusieron cada uno de ellos.
“El debate político es una confrontación de
ideas, planteamientos y programas partidistas,
entre los candidatos de las diversas fuerzas
políticas a cargos de elección popular 1 . Su
objetivo es desvirtuar los puntos de los
contrincantes y dar sostén a sus propuestas,
frente al electorado, procurando de esa manera
allegarse las simpatías de los electores y,
concomitantemente, los votos en las urnas 1 . El
debate es una herramienta importante en
muchos ámbitos, incluyendo la política, los
negocios, la educación y los medios de
comunicación”
Y la verdad es que en este segundo encuentro los
aspirantes presidenciales, conectó muy poco con
los potenciales electores mexicanos.
Las confrontaciones no fueron de ideas ni a
propósito de las propuestas de las políticas
públicas que fueron el contendido temático del
debate. La confrontación se dio cuando los
ataques pasaron de lo general a lo particular.
“La candidata del PRIAN” contra “la candidata de
las mentiras”
Esas polarizaciones no inciden sustantivamente
en el ánimo de los electores de un país urgido de
soluciones en temas críticos como la seguridad y
el estancamiento de la economía.
La verdad es que el país, no solamente está
urgido de soluciones, sino que a éstas alturas del
sexenio, está urgido de un guía convincente que
sustituya a un liderazgo tan peculiar como el que
se ha construido el presidente López Obrador.
Lo realista: No hay dinero para cumplir las
ofertas; las obras faraónicas han sido un fracaso
funcional y económico; la violencia no cede y las
sombras de la corrupción en el gobierno dejan
de ser eso, sombras, para convertirse en
ocasiones en deslumbrantes y ofensivos
ejemplos.
No se han discutido las repercusiones que
tendrán las propuestas que, en un infame y
absurda cuantía, ha lanzado a sus legisladores el
presidente.
¿La nueva ley de amparo no es una regresión de
178 años a la superada Ley Otero?
A los candidatos presidenciales les urge
convertirse en líderes, no en pregoneros de lo
bueno que hay en México o de la catástrofe en
que vivimos.
Y ya solo faltan apenas cuatro semanas de
campaña.