Frentes Políticos
Finaliza 2023 y los deseos más reiterados de la humanidad con motivo de la Navidad son de felicidad, paz y amor. Tres estados emocionales del ser humano que podría pensarse dependen de poder disponer de múltiples satisfactores: casa, vestido y sustento; salud física y mental; acompañamiento emocional y personal; amor, afecto y apoyo –de la pareja, familiar, amigos, mascota–;
desarrollo personal y/o profesional; sexualidad saludable, etc. Los sabios, como Sócrates (470 a. C. – 399 a. C) coinciden en que el secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos”. Buen consejo ancestral para todos, ya que, expuestos al embate comercial de nuestro mundo consumista, es momento de aplicar consejos útiles, como aquél que dice: Regale afecto, no lo compre. Cada vez más estudiosos de la energía cuántica y de la conducta coinciden en referirse a la Ley de la Atracción como un fenómeno real, que funciona cuando
el ser humano emite vibraciones al universo para hacer realidad lo que desea. Los últimos días del año son oportunos para decidir qué es necesario cambiar, si se trata de malos hábitos o conductas erróneas o autodestructivas es necesario corregirlas: poner fin a relaciones tóxicas; cómo vivir sin estrés traumático o ansiedad o superar una depresión severa –mayor a dos semanas–, neurosis, alcoholismo, tabaquismo o farmacodependencia. Si lo requieres, pregunta por especialistas gratuitos al *0311 o al 55 5658 1111. Si queremos deshacernos de lo inútil, recuperar espacio físico, estudiemos cómo conservar lo mínimo necesario. Ser acumulador puede responder al miedo inconsciente a perderlo todo, quizá movidos por alguna escasez padecida en la infancia. Es momento de cambiar de paradigmas y soltar apegos materiales a objetos inútiles, poseerlos sólo reduce nuestro espacio, crea desorden y dificulta la toma de decisiones.
Antes de proceder a desechar es recomendable definir ¿qué quiero de la vida? ¿Cómo me visualizo a futuro?, ahora si hay que desechar todo lo que impide avanzar a la meta –cosas, relaciones tóxicas, empleos estresantes…–. Seamos prudentes para no quedarnos sin empleo o crearnos enemistades, aquí aplica el dicho legal: «más vale un mal arreglo que un buen pleito». Algunos cambios deben realizarse paso a paso, con disciplina y determinación hasta consumarlos. Si decidimos, por razones de salud, bajar de peso o hacer ejercicio, hay que consultar al nutriólogo y de preferencia recurrir a un «coaching» o entrenador personal, los hay hasta en las instituciones de salud pública, el médico familiar
puede canalizarte al servicio pertinente. Recordemos que nunca es tarde para empezar un cambio y que una mente positiva atrae a otras mentes positivas, evitemos relacionarnos con la gente
pesimista o negativa. Si es posible asistamos a un centro para aprender Meditación, Yoga u otras disciplinas para mejorar el autoconocimiento. El nuevo año es propicio para hacer un plan sencillo sobre el nuevo proyecto de vida, el pasado quedó atrás y es momento de tener clara la meta personal y actuar con determinación. ¿Qué quiero en verdad para ser feliz? ¿Qué estoy dispuesto a hacer cada día para lograrlo? Una agenda pautada, con las respuestas a las interrogantes planteadas, establecer metas intermedias al objetivo, ayudará a llevar cuenta de los avances. ¿Cómo contribuir a la paz? entendida como: «Relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos» (RAE), ayudará mucho actuar con valores éticos de respeto a las diferencias, tolerancia, paciencia, humildad; no perder tiempo en odios, envidias ni egoísmos; cuidar nuestras palabras, ellas construyen o destruyen.
Si tomé la decisión de ser mejor, esta es personal, y no tratar de presumir que soy un ser magnifico o superior por emprender mi crecimiento. Es necesario mantener comprensión hacia quienes nos rodean, reconocer a quienes van delante –sin copiarlos– y no subestimar a nadie. Cada persona tiene sus tiempos, nos enseña algo y es necesaria en el camino. No existe éxito grande sin cooperación de otros. Respecto al Amor, ese sentimiento o emoción generadora de energía creativa, que fluye de manera natural y que, en los humanos, contrario a lo que se piensa popularmente, no es regulada por el corazón, sino principalmente por un complejo sistema límbico (confluyen impulsos viscerales emotivos y órganos cerebrales que regulan la razón). Los tiempos navideños son inspiradores. La Biblia cristiana nos exhorta a darle gracias a Dios con alegría ¿Por qué? ¿Cuál es la razón? Porque Dios es bueno y te ama. «Os doy un mandamiento nuevo: Amaos unos a otros; como yo os he amado» (Juan 13:34).
Más allá de lo sagrado y sus paradojas, el concepto de Amor ha motivado complejos y extensos tratados científicos. Para el especialista en el tema Franceso Alberoni, sociólogo milanés, autor de «Te Amo» (Ed. gedisa) el amor es un estado fluido y creativo, puede ser de pareja, cuando se da entre dos
personas que tienden a la fusión de sus energías. Diferencia el autor numerosos tipos de amor, conforme a los fines de la unión, los sujetos involucrados, intensidad y duración, pero en general amar implica la adhesión entusiasta para constituir una colectividad de altísima solidaridad, que se transforma en estructura, en pacto jurado, este puede ser entre la pareja, la familia, la casa, los hijos y los amigos. El amor, en opinión de Alberoni, más que un artículo de fe, es una obra de construcción diaria para la pareja, es la edificación consciente de una nueva entidad social, un nuevo mundo común en el que ambos sacrifican algo de sus concepciones individuales. Tome nota: el enamoramiento se nutre cuando las dos personas se recrean en el placer del erotismo, se convierten en resonancia mutua, cambian crecen y se transforman. El amor de la madre al hijo de alguna manera es similar a la importancia que da la teoría freudiana a ese vínculo fundamental del hijo como extensión de la madre, solo que Alberoni habla de la separación del hijo cuando crece y deja fuera la sexualidad edípica, se refiere al hijo como un mutante social resultado de la comunión de los patrimonios culturales de padre y madre.
El amor entre padres e hijos es perenne y recíproco, se ama lo que se crea y recrea, según Franceso. Vale la pena puntualizar que los hijos son espejo de los padres, y que en su conducta y valores influyen más los hechos que las palabras, aunque ambos son importantes. Parejas en conflicto crearán hijos
inseguros, indecisos. Mientras que los amigos permanecen unidos por un amor caracterizado por afinidades electivas donde los ajustes son voluntarios y recíprocos. «Si aparecen divergencias ideológicas, contrastes de interés o si alguno se comporta éticamente incorrecto, la relación amistosa se rompe y la ruptura es irreparable. El amigo puede perdonar la mentira, la traición, pero las cosas ya no vuelven a ser como antes». Franceso se refiere al amor imposible del fanático a algún divo, pero aún más fuerte que ese amor es el de los seguidores de un jefe carismático político o religioso, «aquél que interpreta la situación histórica, que da un sentido al mundo». El amor que se le profesa al líder, advierte, se le parece al de un enamoramiento de pareja, y si se mantiene en el tiempo, llega a ser similar a la devoción que se llega a profesar al padre o a la madre, y constituye un punto fijo de referencia para el afectado. Vade retro. ¿Dónde hemos oído eso de la República amorosa? Desconfiemos de los falsos profetas, de quienes mienten sistemáticamente para manipular, presumen una falsa superioridad moral, exigen obediencia a sus subalternos, usan emociones como el amor para hacer propaganda política y prometen lo que son incapaces de cumplir.
Les deseo para el 2024 gocen con plena conciencia de felicidad, paz y amor, ustedes y sus familias.
¡Feliz año nuevo!
*Judith Álamo López
Psicoterapeuta y comunicadora egresada de la UNAM