Libros de ayer y hoy
Claudia Sheinbaum de 61 años recién cumplidos y Adán López próximo a cumplir 60 en
septiembre, son los más jóvenes aspirantes de Morena. A excepción de uno, Manuel
Velasco de 43 años del PVEM que junto con José Gerardo Fernández Noroña de 63 años,
del PT, transitan por el mismo camino, todos los presuntos precandidatos a la presidencia de
la república, son adultos mayores. De los otros dos morenistas, Marcelo Ebrard cumplirá 64
años en octubre y Ricardo Monreal 63 en septiembre. La campaña, pues, se ha poblado de
terceristas, una de las cuales, la opositora del Frente Amplio Beatriz Paredes con 70 años
recién cumplidos, debe recibir mensualmente la pensión creada por Andrés Manuel López
Obrador. Su adlátere, la mujer inventada, tiene 60 años. En medio de lo que puede ser una
grave afectación a la infancia mexicana por la campaña ejercida por la derecha contra los
Libros de Texto Gratuito, se arriba al Día Nacional del Adulto mayor el 28 de agosto. Fecha
que fue instalada legalmente en México en 1998, después de una larga conmemoración
desde 1983. Un año después de que la ONU declarara esa fecha con tal propósito. En
México con la antesala de país veterano, hay en este momento 18 millones de adultos
mayores de acuerdo al último reporte de INEGI, los que representan el 14 por ciento de la
población.
En el país los ancianos fueron revaluados cuando se descubrió su potencialidad política.
Imagínese tener 18 millones de votantes. Pese a ello sorprende que la derecha diga que las
pensiones que se otorgan al sector vejez deben ser temporales. Los programas para adultos
no son dádivas. De hecho se regresa parte lo que éstos dieron, desde diferentes
perspectivas, al país. Y se ve una competencia de gobiernos y personajes de apoderarse de
ese sector; lo hizo Alfredo del Mazo en el Estado de México con la llamada pensión rosa y
ahora hasta el ex canciller ha creado una pensión violeta por si se le hiciera, cosa difícil.
Están por otro lado los viejos productivos, uno de ellos Carlos Slim y los conspiradores como
aquellos que pertrechados de nuestros presupuestos, deambulan felizmente por Europa ya
con la ancianidad a cuestas. Pero pese a la forma como ha enfrentado el problema de la
ancianidad este gobierno, se yergue un futuro difícil para México ya que se calcula que para
el 2050, la población anciana habrá arribado al 30 por ciento.
Cuando Fernando Benítez escribió El rey viejo en 1959 ( publicado por el Fondo de Cultura
Económica 1961 con portada de Vicente Rojo) era un jovenzuelo en relación a los
mencionados. Tenía 47 años y murió a los 88 en el año dos mil. La obra, su primera novela,
aborda la huida de Venustiano Carranza perseguido por las traiciones y su obsesión
(heredada a muchos políticos) de imponer un candidato a la presidencia de la república.
Enrique, el narrador en primera persona que se supone es su secretario de gobernación va
describiendo en la buena pluma de Benítez, los últimos días de quien se cree que mandó a
matar a Zapata, su evidente senectud, poca visión, su carraspeo, las manos manchadas.
Pero siempre la parsimonia, la calma de quien oculta como buen político su terror, mientras
espera la inevitable muerte. Esta llegó en Tlaxcalantongo de las manos de un traidor,
Herrero, presuntamente enviado por Obregón. Fue la traición y no la vejez y la decadencia,
según Benítez, lo que acabó con él. Ejemplo que deben recordar los actuales políticos.