Crece crisis política en Venezuela por elecciones anticipadas
QUERÉTARO, Qro., 22 de julio del 2023.- Talibán refuerza su control, las mujeres se enfrentan a un futuro incierto y lleno de temores. Era más que lugares para maquillarnos, la última visita de 3 mujeres afganas a un salón de belleza tras el cierre ordenado por el Talibán. En medio de una sociedad represiva y patriarcal, el salón de belleza se convirtió en un rincón de esperanza y libertad para muchas mujeres afganas. Sin embargo, con el regreso del Talibán al poder, esa pequeña ventana de alivio para las mujeres se está cerrando, dejando a muchas de ellas con una sensación de pérdida y nostalgia.
Para Zarmina, una joven de 23 años, el salón de belleza era más que solo un lugar para embellecerse; era una experiencia transformadora que le brindaba un atisbo de libertad en una sociedad dominada por restricciones y normas estrictas. «No me permitían salir de casa sola, pero logré persuadir a mi esposo y así pude visitar el salón de belleza dos o tres veces al año», compartió Zarmina con voz entrecortada.
Casada a los 16 años, Zarmina luchó por obtener educación y logró terminar la escuela secundaria, pero su sueño de asistir a la universidad fue desechado por la familia de su esposo. Aunque su vida estaba restringida por las tradiciones y reglas establecidas, la visita al salón de belleza le proporcionaba un breve respiro y un sentido de pertenencia.
«Una simple charla con la peluquera era suficiente para animarme y seguir adelante», dijo Zarmina con una sonrisa nostálgica. «A través de esas conversaciones, sentía que podía ser yo misma, sin juicios ni opresión».
Lamentablemente, esa fuente de aliento y consuelo para Zarmina y muchas otras mujeres afganas se desvanecerá pronto. Con la orden del Talibán de cerrar todos los establecimientos, incluidos los salones de belleza, para el 24 de julio, las mujeres se enfrentan a la perspectiva de regresar a un mundo aún más restrictivo.
El recuerdo de su última visita al salón de belleza sigue presente en la mente de Zarmina. «Fue una mezcla de emociones: alegría por tener la oportunidad de estar allí una vez más y tristeza por saber que probablemente sería la última vez en mucho tiempo», expresó.