Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
RICARDO ALEMÁN
En México el cargo presidencial dura seis años, algo así como 72 meses.
El actual gobierno mexicano, el de López Obrador, lleva 55 meses en el poder y le restan 17 meses en el cargo.
Sí, 55 meses en los que el presidente mexicano ha apostado por el caos, la mentira, el engaño, la corrupción, la polarización y la destrucción de la democracia de nuestro país.
Sí, 55 meses en los que AMLO ha formulado más de 100 mil mentiras; en los que se han producido más de 160 mil muertes violentas, casi 50 mil desaparecidos, más de 70 periodistas asesinados, millones de desplazados y un incremento escandaloso de pobres.
Sí, 55 meses en los que están en llamas entidades como Chiapas, Michoacán, Zacatecas, Guerrero, Sinaloa, Sonora y Guanajuato, entre otras, en donde incluso ya existen actos de terrorismo.
Sí, 55 meses en los que el país se ha endeudado como nunca, en los que México ha retrocedido de forma escandalosa en su transparencia y combate a la corrupción y en donde la militarización es propia de una dictadura.
Pero la tragedia es mayor si vemos que, ha pesar del caos que se vive en todo el país, poco más del 50% de mexicanos siguen seducidos por el presidente Obrador, al extremo de que si las elecciones presidenciales fueran hoy, el ganador sería el candidato del partido oficial.
Pero tampoco es novedad que el mandatario mexicano apuesta por el caos. En la entrega del Itinerario Político del 8 de marzo del 2022, titulado: “Vivir del caos, la apuesta de AMLO”, presenté una primera aproximación al tema. Por eso, aquí un resumen de aquella entrega.
“Parece una apuesta descabellada Pero los hechos confirman que López Obrador decidió apostar a favor del caos en todo el país; desconcierto que sirve para justificar su escandaloso gobierno fallido.
“Es decir, deliberadamente el presidente mexicano estimula la anarquía y el desgobierno para capitalizar, a su favor, el caos y la ingobernabilidad
“Por eso, frente a nuestros ojos están desastres como el que revela el Consejo Ciudadano para la Seguridad Públicas, cuando dice que de las 10 ciudades más violentas del mundo ocho son mexicanas.
“Se trata, en ese orden, de las ciudades de Obregón, Zacatecas, Tijuana, Celaya, Juárez, Ensenada y Uruapan, en los estados de Sonora, Zacatecas, Baja California, Chihuahua, y Michoacán; verdaderos territorios propiedad del crimen organizado. Y frente a esa tragedia mundial obliga preguntar.
“¿Quién habría imaginado un México con 160 mil muertes violentas, con el crimen organizado convertido en mandón del país, en donde las instituciones del Estado “rindieron la plaza” frente a las bandas criminales, en medio de la muerte de la División de Poderes y con una democracia simulada que no es más que “el gobierno de un solo hombre”?
“¿Quién, con dos dedos de frente, habría pensado vivir la peor tragedia humanitaria ante al deficiente manejo de la pandemia; con un presidente que ha formulado cien mil mentiras en 39 meses; que llevó la economía a niveles de quiebra y la corrupción a estadios nunca vistos?
“¿Quién, en su sano juicio, habría apostado que México viviría un “cogobierno” con los barones criminales, con los poderes Legislativo y Judicial sometidos, en medio de la domesticación de opositores y empresarios y frente a la muerte de libertades básicas, como la de expresión y el extermino del periodismo?
“Pero vamos por partes. El sustantivo masculino “caos” se define como confusión, desconcierto, desorganización, desgobierno y anarquía.
“Además, se trata de una definición fundamental del libro primero del Génesis, que arranca con la definición de que “la tierra era caos y confusión”.
“Pero tampoco es una novedad que López Obrador gustaba del caos en el ejercicio de la política y del poder.
“Todos recuerdan las tácticas terroristas empleadas por la pandilla fascista de López a lo largo de los gobiernos de Fox, Calderón y Peña: en la toma de pozos petroleros, que ameritaron grandes estafas al dinero público, al alza en los precios de la gasolina conocidos como “gasolinazos” y los saqueos que de manera reiterada orquestaban los propagandistas de AMLO.
“La CNTE se convirtió en un grupo de choque que se movilizó por todo el país para causas caos e ingobernabilidad, al extremo de destruir e incendiar oficinas de partidos opositores.
“Mientras que tragedias sociales como el crimen de “los 43” se volvieron un eficiente activismo político que en cada manifestación saqueaba y provocaba terror en no pocas capitales del país: una estrategia similar a la orquestada con los llamados “macheteros de Atenco”.
“Todo ello frente a la satanización de los gobiernos de Calderón y Peña, a quienes se responsabilizaba de una guerra con miles de muertes violentas; guerras que –frente a la violencia criminal que hemos vivido en el gobierno de AMLO–, resultan menores.
“Y es que, durante años, López y su claque utilizaron el vandalismo, la anarquía y el caos como la más poderosa arma “engañabobos”, al extremo de que el cuento del caos fabricado por la pandilla “lopista” se lo tragaron no sólo millones de ciudadanos sino articulistas, intelectuales, académicos y periodistas; muchos de los que hoy incluso son perseguidos por Obrador.
“Lo más preocupante, sin embargo, es que hoy, con Obrador convertido en presidente, el caos vuelve a ser esencial no sólo en su “desgobierno” sino para justificar su fallida gestión”. (Fin de la cita)
¿Teníamos razón o no?
Por eso volvemos a preguntar: ¿Hasta cuando abrirán los ojos millones de mexicanos adormilados por un discurso presidencial de engaño y simulación?
Al tiempo.