Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
RICARDO ALEMÁN
En medio de una grotesca violación a todas las reglas electorales, llama la atención la ingenuidad y la candidez mostrada por las “corcholatas” de López Obrador, al arranque de las ilegales precampañas presidenciales.
Ingenuidad y candidez que raya en la estulticia, ya que todos los elegidos como potenciales “tapaderas” saben que la adelantada e ilegal campaña presidencial no es más que un burdo montaje “engañabobos”.
¿Y por qué se trata de una estratagema “engañabobos”?
Porque, en los hechos, ninguno de los precandidatos se cree la farsa de la encuesta y todos saben que se trata de una patraña diseñada, operada y alentada por López Obrador para imponer su voluntad y para “legitimar” a su candidata o candidato.
Sin embargo –y a pesar de las evidencias–, pocos se han percatado del doble engaño que encierra el proceso de selección del candidato presidencial por el partido Morena.
¿Doble engaño?
En efecto, la primera patraña es la violación tumultuaria a todas las normas electorales y a la propia Constitución; ilegalidades a las que el propio presidente Obrador empujó a todos los aspirantes presidenciales de su partido.
Es decir, que sabedor como pocos de las trampas, los engaños y los intríngulis del poder, AMLO diseñó una estratagema que, de manera deliberada, coloca a todos sus potenciales sucesores al margen de la ley.
De manera simultánea, Obrador se encargó de capturar el control absoluto de todas las instituciones electorales, como el INE, el Tribunal Electoral y la Fiscalía de Delitos Electorales.
De esa manera, López tiene el control total de todas las variables y los imponderables de la contienda interna para elegir al candidato presidencial de Morena, rumbo al 2024.
¿Y para qué quiere el presidente todo el control de los órganos electorales?
Aquí es donde aparece la segunda patraña preparada por el presidente mexicano rumbo a la presidencial del año venidero.
Y es que una vez que AMLO capturó el poder absoluto sobre el árbitro electoral, el mismísimo presidente ya se convertió en el nuevo árbitro, no solo de la contienda al interior de Morena, sino de la elección presidencial federal, del 2024.
De esa manera, López maniobrará lo necesario –a su antojo–, para imponer a su preferido como su potencial sucesor.
Y si alguno de los elegidos se atreve a “salirse del huacal”, el dictador de Palacio tiene a su disposición la doble “guadaña” llamada INE y Tribunal Electoral, con la que serán sancionados, descalificados y descabezados los potenciales disidentes y aquellos que se atrevan a poner en duda la moderna versión del dedazo presidencial.
Así, por ejemplo, frente a la posibilidad de que Marcelo Ebrard resulte el gran sacrificado, existe la eventualidad de que el ex canciller busque la postulación presidencial por algún partido emergente, como Movimiento Ciudadano.
Frente a tal hipótesis, López Obrador lanzaría toda la furia del INE y del Tribunal Electoral contra Marcelo Ebrard, al que descalificarían de la contienda con la montaña de pruebas de violaciones a la ley electoral y a la Constitución que les impuso el propio presidente a sus “corcholatas”.
Por eso y para eso el AMLO convirtió la contienda presidencial de Morena en un pantano de ilegalidades, en donde “el que no cae, resbala”.
De esa manera, la hipótesis aquí planteada se puede aplicar a cualquiera de las “corcholatas” de Palacio.
Es decir, López Obrador tiene en sus manos “la guadaña” capaz de descabezar a quien se atreva a cuestionar su decisión personalísima de imponer al “florero” que a partir del 2024 encabezará el “Maximato” de Estado que fue diseñado desde Palacio.
Lo simpático del tema es que esa mismas “guadaña” que hoy tiene en un puño el presidente mexicano, servirá para descabezar a los opositores a quienes “se les quemas las habas” por transitar la misma ruta de ilegalidades en la contienda presidencial.
Y es que los ingenuos e incautos opositores del PRI, PAN y PRD –agrupados en la Alianza va Por México–, insisten en seguir la misma ruta de campaña ilegal adelantada, sin entender que el INE y el Tribunal Electoral ya no son organismos independientes y autónomos, sino que son “la guadaña” en manos del dictador López Obrador para robarse de la elección presidencial del 2024.
Sí, que nadie se engañe, López Obrador diseñó todo el teatro de la elección adelantada porque él y sólo él señalará al elegido para encabezar su “Maximato”.
Y lo demás es teatro “engañabobos”. Al tiempo.
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