Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
RICARDO ALEMÁN
Una vez resuelta la elección del 4 de junio proximo en el estado de México –en donde no hay nada para nadie–, veremos una guerra civil en Morena y lo más parecido a la version moderna de “la rebelión en la granja”.
Es decir, que como en el clásico de Orwell, se desatará una pelea titánica contra la tiranía “de los cerdos” que asaltaron el poder y que pretenden imponer un maximato, si no es que una dictadura vitalicia.
Por eso, para empezar por el principio, obliga preguntar a los aspirantes reales: ¿Están preparados, para la derrota, Marcelo y Ricardo?
Pero no, que nadie se equivoque, no estamos diciendo que “el dedazo presidencial” favorecerá a la señora Claudia y menos el señor Adán. No, lo cierto es que tanto Sheimbaun como Augusto López, atesoran tal nivel de indignidad que agacharán la cabeza frente al resultado y aceptarán “el dedazo” con el clásico: “¡como usted ordene, señor presidente!”.
En cambio, Marcelo y Ricardo saben que asisten a “la última llamada”, de la candidatura presidencial y, por tanto, darán la batalla hasta el final.
¿Y eso que significa? Que veremos la versión azteca de “la rebelión en la granja”; una guerra civil en la boleta del 2024 y en donde aparecerán tres aspirantes “del establo” de Morena –Marcelo, Monreal y el elegido–, pero en donde sólo uno de ellos llevará “el fierro de la casa”.
Es decir, que si no son bendecidos con “el dedo del señor”, Marcelo y Monreal buscarán su propio “establo” que los lleve a la boleta presidencial.
Pero tampoco estamos hablando de nada nuevo.
En realidad me ocupé del tema en el Itinerario Político del 26 de agosto del 2022, titulado: “Marcelo y Monreal: la rebelión que viene”, en donde detallé que los dos aspirantes asisten a “la últimará llamada” y que, de no resultar elegidos, “serán carne de prisión, si en el 2024 gana la oposición”.
Así lo dije: “Monreal y Marcelo viven “la última llamada” porque en seis años más –si no son bendecidos para el 2024–, serán desechos políticos de una de las peores etapas de la historia mexicana; la fallida gestión de AMLO.
“Peor aún, la del 2024 es una contienda en donde los dos veteranos de la política han sido sometidos a las más vergonzosas humillaciones en espera de lealtad total y abyección absoluta por parte del tirano López, quien llegó al extremo de motejarlos con el feo adjetivo de “corcholatas”.
“Por esas razones, hoy es posible pronosticar que tanto Ricardo, como Marcelo, no se quedarán quietos, tampoco callados y menos claudicarán.
“Y frente a esa realidad obliga preguntar. ¿Qué harán Monreal y Ebrard si no resultan elegidos? ¿Se quedarán callados; apoyarán ciegamente a la elegida o al elegido; buscarán un partido para postularse y, con esa decisión, se atreverán a traicionar a López Obrador?
“En realidad la gran pregunta es si veremos el milagro de “la rebelión en la granja” en Morena… Al tiempo” (Fin de la cita)
Pero vamos al paso a paso. Todos saben que Ricardo Monreal está relegado del selecto grupo de preferidos de Palacio. Y la razón es elemental; Obrador no confía en el zacatecano ya que López y Monreal “son animales políticos” –en rigurosa definición aristotélica–, cortados con la misma tijera.
Sí, los dos se construyeron en el PRI, los dos saltaron a otro partido para ganar una elección estatal, los dos gustan del engaño y la mentira como armas para alcanzar sus objetivos y, por tanto, ninguno respeta nada ni a nadie.
Así, frente a una hipotética candidatura y la eventualidad de triunfo, no hay duda de que lo primero que hará Monreal será acabar con todo vestigio de su antecesor y edificará su propio reino. Por eso, Monreal estará en la boleta presidencial para el 2024, pero no por Morena.
El caso de Marcelo es distinto.
En la presidencial de 2012, Ebrard tuvo todo a su alcance para ser un potente candidato presidencial por el PRD. Sin embargo le dio miedo mandar preso a López Obrador –por la montaña de raterías que cometió el tabasqueño en el GDF–, y tampoco se atrevió a denunciar las trampas de AMLO para quedarse con la candidatura presidencial del mismo 2012.
Hoy, ante “la última llamada”, Marcelo mueve sus piezas cabildea, amplía sus horizontes y se prepara para una eventual “rebelión” que, incluso, lo podría llevar como potencial candidato presidencial de la coalición PRI, PAN y PRD. Y es que Marcelo se juega su última carta y en ese juego no está escriturada la herencia de López Obrador.
Más aún, según los cercanos al canciller, Marcelo no comparte nada de lo que hace su jefe, Obrador, en temas como seguridad, las obras faraónicas, la relación de México con el mundo y, sobre todo, a la estratagema en economía.
En pocas palabras, frente a una eventual candidatura y una potencial victoria en el 2024, Marcelo desmontaría por completo la llamada 4-T y mandaría presos a muchos de los integrantes del gabinete y del gobierno todo.
Y mientras eso ocurre, Marcelo busca ser postulado por un partido o una coalición distintos a Morena.
Sí, hoy Marcelo no tendrá miedo y combatirá con todos quienes le impidan competir en la contienda presidencial del 2024, que para él será “la última llamada”.
Al tiempo.
El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.