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QUERÉTARO, Qro., 24 de mayo de 2023.- Son las seis de la mañana en Santiago de Querétaro. Una brisa de 14 grados sopla frente a la entrada de la escombrera, un edificio completamente derruido, como si un sismo lo hubiera desmoronado. En una camioneta compacta llegan Balám, Orly, Rocky y Robin, con las cabezas afuera de la ventana, mostrando sus lenguas, batiendo las colas, como si esbozaran una sonrisa satisfactoria tras haber recibido ese golpe de aire en sus peludos rostros. Podría ser un paseo en carro como el de cualquier perro. Sin embargo, estos canes de raza border collie están ahí para comenzar su primer entrenamiento del día. Los cuatro forman parte del equipo de Edgar Martínez, voluntario de la Cruz Roja Mexicana Internacional, y su trabajo es el de búsqueda y salvamento de personas en situaciones de riesgo debido a desastres naturales o que se encuentran desaparecidas. No hay trabajo grande para esta unidad de perros rescatistas.
La escombrera es un espacio que les prestan para entrenar. Edgar, de 34 años, baja del vehículo vistiendo un overol rojo. Cojea un poco debido a un dolor en su rodilla derecha. Es entrenador para guiar e instruir a su equipo. Lo acompañan su hermano Isaac Martínez y su primo Alan Perales, entrenadores y figurantes. Ellos tienen la tarea de motivar al perro, saber equilibrar sus impulsos y recompensar en el momento adecuado. Quien los transporta en el vehículo es Alejandra Angulo, a cargo de la logística y servicio médico de la unidad.
En febrero pasado tanto Edgar como Orly y Balám formaron parte del contigente de especialistas de México, que incluía a otros 14 rescatistas de cuatro patas, que viajó para ayudar en Turquía, que junto con Siria, fueron afectadas por sendos terremotos de 7,8 y 7,5 grados de magnitud. El tándem del voluntario mexicano y sus perros tuvieron que saber adaptarse a otro idioma y otra cultura en un momento aciago, enfrentándose a temperaturas de cero a menos 15 grados y el riesgo de réplicas. Meses después, pueden contar con alivio de que fueron capaces de sobrellevar las adversidades. Pero no todos regresaron, como el perro Proteo, del Ejército mexicano, que debido al clima extremo y su avanzada edad causaron su fallecimiento.
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