Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
RICARDO ALEMÁN
Apenas el pasado jueves advertí de la creciente preocupación que existe en Palacio por la salud mental del presidente mexicano.
Dije en esa entrega del Itinerario Político que colaboradores cercanos y médicos del mandatario han elevado el nivel de alerta en Palacio, a causa de una demencia cada día más evidente de López Obrador.
Un trastorno de personalidad visible no sólo en sus declaraciones “mañaneras” sino que aparece en su comportamiento cotidiano y, sobre todo, se percibe en el lenguaje corporal y facial.
Pero si existía alguna duda, apenas el fin de semana último, un delirante y locuaz Obrador exhibió un extremo que no puede ser ignorado más por las instituciones del Estado mexicano; el extremo de llevar al país a “una guerra” imaginaria por López; despeñadero que arrastraría al caos toda una nación.
¿Y por qué tal comportamiento no puede ser ignorado un minuto más?
Por elementales razones de Estado que ponen en peligro a todas las instituciones y a todos los ciudadanos.
Y es que en su defensa a ultranza de los barones de la violencia y el crimen –aliados de su gobierno y que se han apoderado de gran parte del territorio mexicano–, López Obrador respondió al espionaje de Washington con la arenga demencial de que el gobierno de Estados Unidos estaría listo para lanzar una invasión a México.
Sí, de ese tamaño el locuaz presidente mexicano y el riesgo al que lleva al país.
Más aún, en medio de ese comportamiento demencial, Obrador llamó a todos los mexicanos a estar listos no solo para la defensa de la patria, sino de la soberanía y de todo México.
Es decir, López llamó a los ciudadanos a enlistarse en la guerra contra los “molinos de viento” que sólo aparecen en su cabeza.
Sí, así de locuaz está López. Pero vamos a los detalles.
En un momento de éxtasis de poder, el propio presidente mexicano gritó así el pasado sábado: “Esta política (de abrazos, no balazos) se va a mantener vigente. Y en el caso de que se requiera defender el territorio, nuestra soberanía, no debemos olvidar que son otros tiempos.
“México tiene mucha autoridad moral, tiene el respaldo de la mayoría de las naciones del mundo y cuenta con la fuerza de la razón y cuenta con la fuerza del pueblo, con la fuerza de la opinión pública.
“Ningún gobierno extranjero se atrevería a poner un pie en nuestro territorio. De todas maneras, si lo hicieran, no van a defender a México solo los marinos y los soldados; vamos a defenderé a México todos los mexicanos”. (Fin de la cita)
Queda claro que para López el peligro que vive México no son las bandas criminales que se han apoderado del país entero, sino que el riesgo es el gobierno de Biden, que decidió lanzar una persecución contra los cárteles de Sinaloa y Jalisco; dos aliados fundamentales del mandatario López.
Dicho de otro modo; resulta que el presidente mexicano solapa a sus aliados narcos y a su “narco-gobierno”, pero al mismo tiempo llama a los mexicanos a defender a criminales como El Chapo, como “los chapitos” y a todas las bandas criminales que tienen a millones de ciudadanos en medio del terror y la muerte.
Pero esa es sólo la primera parte del problema. ¿Por qué?
Porque AMLO se ha convertido no solo en enemigo de La Corte; no sólo violenta la división de poderes que exige la Constitución, sino que lanzó una guerra demencial –otra guerra–, ahora contra el Poder Judicial.
Y en el fondo de tal pleito no existe más que la intolerancia de Obrador, quien prefiere lanzar la guerra contra los ministros de La Corte que no le son afines para, de esa manera, matar la División de Poderes.
Así lo dijo López Obrador, en la “mañanera” del pasado viernes 21 de abril en Veracruz: “Van a hacer un recorrido Rosa Icela y el general secretario, los dos, por todo el país para decirles a todos los elementos (de la Guardia Nacional) que no se preocupen, que no van a cambiar sus condiciones laborales, porque miren lo que hicieron estos ministros irresponsables y corruptos, impidieron el que se mantengan los grados, ascensos, con el propósito de que provocar una deserción masiva.
“Porque muchos de los elementos de la Guardia tienen que ver con la Defensa, tienen que ver con Marina y al momento de que se recibe este golpe, ¿qué pueden pensar? ‘Yo me regreso a la Defensa’, ‘me regreso a Marina’ y todo lo que hemos construido se derrumba.
“Y además voy a presentar una nueva iniciativa de reforma a la Constitución, pero no la voy a presentar ahora porque ahora la van a bloquear los conservadores corruptos, los del supremo poder conservador (y) los legisladores ¿Y qué es lo que vamos a hacer?
“Vamos a que en la próxima elección la gente ya tenga más elementos para que vaya internalizando que no sólo se debe de votar por quien representa la transformación de México, sino también por los legisladores. Porque si la presidenta, el presidente busca la transformación, buscan la honestidad. (Fin de la cita)
Dicho de otra manera, hoy La Corte goza de cabal salud, pero no será así en le 2024, cuando AMLO tenga el control total del Poder Judicial.
Por eso, si por algún momento abrimos bien los ojos, entenderemos que en el 2024 López Obrador podría tener el poder total y el control total de la elección presidencial. Al tiempo.
El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.