Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Sí, con los anteriores adjetivos, el diario norteamericano, Chicago Tribune, definió algunas de las más notorias “taras” emocionales del presidente mexicano.
Es decir, hoy somos testigos de la forma en que otro diario extranjero no sólo condena al amenazante mandatario mexicano –que pone en peligro la democracia–, sino que llega a la misma conclusión a la que desde hace años habían llegado por lo menos la mitad de nuestros compatriotas.
Sí, para millones de mexicanos no resulta ninguna novedad la revelación del influyente diario norteamericano, ya que desde 2018 muchos sabíamos que López Obrador no sólo es un mitómano consumado sino un político delirante y “tropical”.
Mitomanía que, por ejemplo, probó la empresa Spin a lo largo de 50 meses en los que documentó que Obrador ha formulado alrededor de cien mil afirmaciones falsas, mentirosas o imposibles de verificar.
Mentiras del mexicano que, de igual forma probó el más reciente reporte de Artículo 19, titulado: “Desinformación Oficial y Comunicación Social” a través de un muestreo de afirmaciones expresadas por el presidente en sus “mañaneras”; dichos que confirman como falsas, incompletas o imposibles de probar casi el 60% de las expresiones presidenciales.
Además, claro, sin contar con las más de 100 promesas de campaña incumplidas por López Obrador en sus cuatro años de gestión y que, por ejemplo, aquí he documentado repetidamente desde 2019.
Pero tampoco es nuevo que la prensa extranjera haya confirmado el trastorno emocional que afecta al mandatario mexicano para identificar la realidad; una realidad de fracasos que aplasta a su fallida gestión.
Pero vamos a las preguntas.
¿Cuál fue el detonante de la definición contundente del influyente Chicago Tribune, al calificar a López Obrador como “delirante y mentiroso”?
Resulta que a pesar de las evidencias aplastantes de que México es el principal productor y exportador de fentanilo a Estados Unidos, Obrador se aventó la “puntada” de decir, en su mañanera del 9 de marzo, que “México no produce fentanilo; no tenemos consumo de fentanilo”, insistió.
Está claro que López olvida que en su gobierno, tanto la Sedena como la Marina Armada han reportado decomisos históricos de fentanilo y la destrucción de laboratorios clandestinos en el norte y noroeste del país.
Por ejemplo, El 14 de febrero de 2023, el Ejército Mexicano encontró y aseguró un “centro de manufactura de pastillas de fentanilo” en un terreno de Pueblos Unidos, Culiacán, que también albergaba el laboratorio con la mayor capacidad de producción de metanfetamina del que se tenga registro.
En el lugar las fuerzas castrenses aseguraron 630mil pastillas de fentanilo, con un peso aproximado de 69 toneladas, así como 129 kilogramos de fentanilo granulado.
Tres días después, el 17 de febrero del mismo 2023, el Ejército encontró y desmanteló otro centro de manufactura de pastillas de fentanilo en la colonia Ampliación Antonio Toledo Corro, también en Culiacán.
Como resultado de ese operativo, fueron aseguradas 530 mil tabletas de fentanilo, 30 kilogramos del opioide en polvo y 150 kilos de acetaminofén; además de dos maquinas tableadoras, dos máquinas revolvedoras y una prensa para la confección de pastillas.
Por su parte, la DEA reportó que en México se fabricas fentanilo desde 2014 pero, curiosamente, fue hasta el 2020 cuando esa agencia estableció con precision que los cárteles de Sinaloa y Jalisco están detrás de la fabricación y distribución ilegal de esa droga a Estados Unidos.
En pocas palabras, los cárteles aliados del gobierno de AMLO son los que más e han beneficiado con la fabricación y tráfico de fentanilo.
¿Por qué entonces el presidente mexicano niega lo que tiene confirmado el gobierno de Estados Unidos?
Pero hay más.
Un informe oficial del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas, adscrito a la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) de la Secretaría de Salud, reconoció que en México ha habido un incremento en el uso de fentanilo en los años recientes.
El primer registro, en 2013, detectó un total de cinco casos de uso de fentanilo en todo el país. La tendencia se mantuvo a la baja hasta 2018, año en que la cifra llegó a diez. En 2019 se contabilizaron 25 casos, en 2020 fueron 72 y, finalmente, 2021 cerró con una cifra de 184 reportes de uso de esta droga.
Es decir, de nueva cuenta se confirma que a partir de que López Obrador llegó al gobierno federal, no sólo se disparó en México el consumo de fentanilo, sino que el tráfico a Estados Unidos mostró un incremento exponencial, al extremo de que la DEA reportó que entre 2020 y 2022 el consumo de esa droga costó la vida a más cien mil norteamericanos al año.
Sí, los cárteles de Sinaloa y Jalisco son los que más producen y trafican fentanilo a Estados Unidos; mafias aliadas del gobierno mexicano.
¿Hasta cuándo?
Al tiempo.