Líneas Quadratín
Julieta Díaz Barrón
Decana regional de la Escuela de Humanidades y Educación. Región Centro Sur.
Cada mes viene con un nuevo escándalo de la farándula. En el inicio de 2023 se comprueba la hipótesis. Resulta que en pleno siglo XXI hay quienes ostentan títulos nobiliarios. Y un señor de 37 años que usa uno de esos títulos dice que quiere seguirlo usando pero que no quiere que lo molesten. Dice en un libro (sí, en un medio masivo) que odia a los medios porque se meten en su vida privada, pero da exclusivas de su vida privada en los medios para promocionar el libro.
Por supuesto que no estoy de acuerdo en que se deban conocer los detalles de una vida privada. Pero vaya que estoy lista para que tengamos un diálogo sobre la pertinencia o no de que los medios den a conocer cuestiones relevantes de las vidas de las personas públicas.
Hace tiempo hubo un debate en nuestro país sobre si debíamos saber la condición cardíaca del presidente. En este caso, claro que quiero saber. El bienestar y la capacidad de toma de decisiones de la persona encargada de la conducción de la política pública es muy pertinente. Pero la marca de papel de baño en su casa, no. No obstante, si me dicen que el reloj que usa, cuesta más de mil veces el salario mínimo, ahí sí que quiero saberlo. Hay cosas personales que sí es pertinente saber.
Volviendo al señor príncipe: no, no es necesario que yo sepa que salió de compras, o el nombre del modisto que lo viste. Pero tampoco soy ingenua: durante décadas, a esos príncipes les ha acomodado muy bien que todos sepan qué compran. Si el señorito usa lavanda de Escocia nadie dice: a mí eso qué me importa, porque “apoyan lo local”. Y así, los impuestos de esa ciudadanía que los mantiene, poco se cuestionan.
Por ello nada de cero medios o cien por ciento medios. Es un dilema falaz. Siempre la respuesta es: con medios. Pero, eso sí, habrá que preguntar a los profesionales de los medios cómo deciden la responsabilidad social con sus audiencias. Porque no creo que sea responsable que sepamos de esas figuras públicas si bailan bonito o se pusieron aretes… pero vaya que sí es responsable que sepamos qué hicieron con su agenda pública ésta y todas las mañanas. Lo siento, Harry, ser príncipe cuesta.