Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Por Carlos Ramírez
En la vieja maldición de Marx sobre Hegel de que la historia se presenta dos veces, una como tragedia y otra como farsa, el líder senatorial morenista Ricardo Monreal Avila parece estar repitiendo el modelo de rebelión de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en 1987, pero al final quedará en el caso institucional de Manuel Camacho Solís de 1994.
El futuro político de Monreal aparece inviable en la oposición por la sencilla razón de que es uno de los corresponsables del modelo político de la Cuarta Transformación, un político que colaboró codo con codo con López Obrador, su propuesta de gobierno es una copia calcada de la 4ª-T y su compromiso de campaña sería continuar el proyecto lopezobradorista… con tolerancia y unidad.
Sin embargo, la gran victoria política del presidente de la República fue colocar el tablero político-electoral en un escenario binario: de un lado, su propuesta morenista; del otro lado, todos los demás. La alianza opositora PRI-PAN-PDLCh (Partido de los Chuchos)-Coparmex-Claudio X. González-INE-Woldenberg cayó en el garlito y su propuesta política se decanta en confrontación directa con López Obrador.
Monreal, en cambio, propone la continuidad de un lopezobradorismo sin López Obrador, lo cual representa una imposibilidad política en tanto que la 4ª-T es el proyecto del presidente de la República para la continuidad en el próximo sexenio. En este sentido, Monreal sería una especie de Plan B engañoso para continuar el lopezobradorismo en 2024-2030 con el apoyo de la alianza opositora hoy enemiga –que no adversaria– del tabasqueño.
Habilidoso, Monreal sabe que su viabilidad como candidato depende de la 4ª-T como propuesta transexenal de López Obrador y por ello es que no ha presentado una propuesta propia sino una continuidad light de lo hecho en este sexenio.
En cambio, la alianza opositora de Coparmex y el Señor X ha definido un programa político contrario a la Cuarta Transformación, con menos Estado y más subsidios empresariales y sin un partido dominante en lo político.
La estrategia política de Monreal se mueve en el escenario de la no ruptura con López Obrador ni con Morena y solo está buscando la oportunidad de una candidatura opositora plural que le entregue no solo la nominación sino la autoridad absoluta para definir el programa de gobierno en tanto que el Señor X ya anunció que él personalmente está redactando el plan de gobierno de la alianza opositora que cuenta con el apoyo de la troika partidista PRI-PAN-Partido de los Chuchos, toda esta gran coalición hermanada en el pensamiento económico, político y social de corte neoliberal que por cierto definió Carlos Salinas de Gortari y sigue vigente en los tres partidos opositores con registro.
El perfil político lopezobradorista de Montreal es su lastre para dar el salto cualitativo hacia una propuesta propia para la candidatura opositora del 2024, a diferencia de la propuesta alternativa específica que presentó Cárdenas en 1987-1988 y más bien parecida a la propuesta de Camacho Solís en 1994 de una candidatura salinista con reforma política democratizadora que nunca encontró espacio entre los opositores al salinismo transexenal y que inclusive debilitó la candidatura de Luis Donaldo Colosio cuando se reveló el pacto político entre Camacho y Colosio para desviar hacia la democracia el rumbo del neoliberalismo salinista.
La falta de una ruptura operativa de Monreal con López Obrador se basa en el hecho de que ninguno de los dos quiere romper lanzas, lo que estaría dejando el mensaje de que Monreal anda más bien en busca de apapachos del presidente y de la oferta de un espacio político propio para el 2024, quizá como candidato de Morena a la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México, registrando el hecho de que Monreal quería ese cargo en el 2018 pero el presidente prefirió a su valida Claudia Sheinbaum Pardo. En el fondo, la sensibilidad política de Monreal le permite concluir que no tendría ninguna posibilidad de ser candidato opositor por pertenecer al primer círculo de poder de López Obrador y por no haber roto de manera ostentosa, brutal y absoluta con el lopezobradorismo ni con la 4ª-T.
Queda como mensaje de último guiño la frase distribuida el martes en la noche por Monreal: “el único que puede decidir sobre mi destino es Dios”, aunque sin aclarar si el Dios de los cielos o el Dios de Palacio Nacional.
Política para dummies: La política es engañar con la verdad.
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