El agua, un derecho del pueblo
El poeta escocés Robert R. Burns, le daría vuelo al beso en su largo poema sobre el Halloween. La fiesta de los besos en un callejón recién abierto, después de un proceso en Guanajuato, sin duda entraría en el gran poema de Burns, como una fiesta costumbrista, de expresión popular, gesto, deseo, reverencia o subordinación. Y reproducida la forma como se hacinan los recién llegados, los forasteros que ávidos de jolgorio quieren cumplir con el rito popular de besarse, que es permanente. Ampliaría Burns al ya de por si largo poema que sale a relucir poco antes y el día 31 de octubre, cuando se celebra el Halloween. De hecho a partir de ese poema se nombró esa festividad, celebrada en estos tiempos en casi todo el mundo, aunque se haya convertido como otros, en fecha de gasto y saqueo. La festividad guanajuatense del beso, por su parte, se suma a un gesto que según los expertos pone en movimiento 34 músculos de las facciones y 112 posturales. O sea que besar puede servir además, para adelgazar. Pero al parecer, los organizadores del Cervantino y las propias autoridades de esa ciudad que se nutren economicamente de esos festejos, no llevan un control. Nadie sabe cuantas parejas han ido a besarse en todos estos años. Y los cronistas no llevan un récord de los acontecimientos singulares de ese gesto faccional y postural.
EL HALLOWEEN DEVINO EN FIESTA PERO FUE UNA LARGA CRÓNICA Y UNA CRÍTICA
Robert R Burns, es el poeta nacional de Escocia y uno de los más consultados por teóricos del socialismo y de la democracia. Es curioso que se le recuerde solo por el inicio de una fiesta, pero si se leen sus poemas tienen una gran profundidad en defensa de las clases desposeídas a las que él pertenecía como campesino. De hecho su muerte a los 37 años, se debió al duro trabajo de levantar las cosechas. En su poema La pobreza honesta, el bardo se lanza contra las clases haraganes que roban para vivir bien mientras el pobre solo come pan y agua
Comemos pan y bebemos agua
y todas esas cosas
Mientras tanto un tonto y un pícaro
vestidos de seda, beben vino
y todas esas cosas.
Con una inteligencia sorprendente. Burns, nacido en 1759, empezó a escribir poemas desde la infancia y a los 15 sorprendió a muchos publicando y a los 27 ya era famoso en su país, aunque a las iglesias calvinistas y a las aristocracias no les gustaban sus propuestas. Pero en tanto, crecía su influencia en el marco del romanticismo.
UN POEMA CRÍTICO DE 252 VERSOS QUE SE CONVIRTIÓ EN FIESTA MUNDIAL
Lo extraordinario del poema Halloween es que el poeta escocés lo plantea como una critica a los forasteros que se nutren de las costumbres populares, como una forma de diversión, aunque las desprecien. Van, según se desprende del largo poema, a las comunidades, al campo y a los pueblos pobres, a ver como viven y celebran sus gentes, para sumarse a ellas como jolgorio. “Asi viven éstos”, piensan. Ven las fiestas como expresión medieval frente a los ilustrados. No sabemos que pensaría de la celebración de muertos en nuestro país y de las caravanas de alebrijes y catrinas que desfilan por la ciudad. De hecho ese poema y otros de los 600 que dejó (Burns, Universe 2006) se refieren a brujas, hadas, gnomos, fantasmas y seres en general irreales que aparecen en las noches oscuras de Escocia. Considerado como un documento histórico, antropológico y costumbrista, que da la pauta de lo que era Escocia en el campo, pueblos y bajos reductos de la ciudad, el poema se diversifica además en descripciones cotidianas y en las de las festividades, cuando describe los alimentos, las frutas, y todo lo que los pueblos utilizaban. De ahí, quizá se tomaron las calabazas que son representativas de la actual fiesta del 31 de octubre, que antecede en México al llamado día de todos los santos, para seguir el 2 de noviembre a la festividad de muertos. En Escocia estas fechas son fiesta nacional y se recuerda al poeta, más cuando las iglesias toman sus propios poemas para hacer los llamados a sus fieles. En épocas posteriores, los ritmos modernos se han nutrido de ellos.