Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Por Carlos Ramírez
Como en política nada se inventa, sino que todo se transforma, la ruptura institucional del senador Ricardo Monreal Avila con el presidente de la República tiene referentes históricos con el ocurrido en 1987 cuando Cuauhtémoc Cárdenas se salió del PRI, aprovechó su popularidad política y construyó el frente democrático nacional.
Monreal es jefe de la bancada de Morena en el Senado y por su mayoría preside la Junta de Coordinación Política; por lo tanto, de perder su representatividad partidista, tendría que entregar también su cargo legislativo. Sin embargo, existen indicios que estarían revelando una alianza política de Monreal fuera de Morena con Movimiento Ciudadano de Dante Delgado y la oportunidad de la oposición de reventar la mayoría morenista en la Cámara alta.
La bancada de Morena tiene la oportunidad y la posibilidad de terminar con el liderazgo partidista de Monreal, pero el zacatecano tendría ya el apoyo de toda la oposición y de alguna parte de la bancada de Morena para construir una nueva mayoría senatorial de coyuntura que lo mantenga en la JUCOPO representando a una coalición de votos mayoritarios no morenistas.
La intención de Monreal tiene que ver de manera exclusiva con encontrar un camino para obtener una candidatura a la presidencia de la República fuera de Morena, aunque hasta ahora la oposición parecería estar dispuesta a tomar el control del Senado como Cámara de equilibrio y de acotamiento del poder presidencial, pero sin ceder con anticipación y sin compromisos reales la posibilidad de una candidatura única opositora impulsada por Monreal y Movimiento Ciudadano.
Las incidencias en torno a la designación del nuevo presidente de la mesa directiva del Senado tienen que ver con reacomodos en las formaciones políticas que tendrán un papel importante en la próxima elección presidencial.
En 1985-1987, Cárdenas impulso la lucha política para abrir la nominación del candidato presidencial del PRI a una votación interna y abierta, cuando el presidente de la Madrid ya tenía decidida su sucesión a favor de Carlos Salinas de Gortari. Al encontrar las puertas cerradas en 1987 de la XIII Asamblea Nacional del PRI, Cárdenas aceptó la candidatura presidencial del entonces partido-apéndice PARM y en automático quedó fuera del PRI, aunque con los indicios más o menos claros de que podría coaligar a las principales fuerzas políticas de centro izquierda.
El FDN logró la alianza del PMT de Heberto Castillo, del PMS (ex Partido Comunista), del partido de Aguilar Talamantes y del exaliado priista PPS, pero no pudo concitar el apoyo del PAN ni de trotskista PRT. Cárdenas construyó un polo político equidistante del PRI y consiguió –en la contabilidad oficial fraudulenta– un 33% de los votos, contra el 50.3% del priista Carlos Salinas de Gortari.
Cárdenas desfondo el PRI y concilio una coalición de centro-izquierda que se fragmentó en 1989 con la Fundación del PRD. En circunstancias actuales, Monreal estaría siendo esa figura conciliatoria de una gran coalición opositora a Morena, y a López Obrador, ahora con un PAN sin identidad ideológica y corrientes contrarias a cualquier coalición, un PRD inexistente, un PRI fracturado en su interior, corrientes empresariales de la ultraderecha y de clases medias confrontadas con el bloque López Obrador-Morena-beneficiarios de la 4ª-T.
La nueva alianza opositora podría articularse a través de Monreal-MC, pero lograría competitividad si logra desfondar a Morena y capitaliza las desavenencias derivadas de la centralización del proceso de sucesión presidencial que maneja de manera directa el presidente de la República. En Palacio Nacional, están viendo con interés la relación de Monreal con el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, quien participó en el bloque salinista de 1988 para desactivar a la coalición de Cárdenas y luego estuvo al lado de Manuel Camacho Solís en 1994 cuando estuvieron a punto de reventar la candidatura presidencial oficialista de Luis Donaldo Colosio.
La posibilidad de romper el bloque monolítico del lopezobradorismo descansa en la capacidad de decisión de Monreal para abandonar Morena y construir un nuevo bloque opositor en el Senado con miras a potenciarlo en las elecciones presidenciales de junio de 2024. El primer mensaje ya fue enviado por Monreal cuando convirtió un asunto de la bancada morenista en una ruptura institucional de poderes al confrontar al presidente de la República por la ausencia de funcionarios morenistas en una sesión de legisladores morenistas.
La ruptura de Montreal hizo pasar la sucesión presidencial de 2024 a una nueva fase de reacomodo de fuerzas de poder.
Política para dummies: La política es el imperio de las tácticas.
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