Los límites de la complacencia
Los mensajes para el presidente mexicano fueron claros.
Vinieron tanto del presidente Joe Biden, como de congresistas demócratas y republicanos, de Estados Unidos.
Y es que al arranque de la edición IX de la Cumbre de Las Américas las alusiones fueron directas para los ausentes, en especial para el presidente López Obrador.
Por eso la exigencia para renovar su compromiso con la democracia.
Por eso cuestionaron su política contra el crimen organizado y la alianza con los cárteles criminales.
Por eso censuraron su política económica y hasta se propuso replantear la política migratoria de la región.
Por eso el señalamiento de que no es tolerable que en el Continente que tiene el 12 por ciento de la población mundial, al mismo tiempo tenga el 40 por ciento de las muertes por la pandemia.
Y por eso la exclusión de las dictaduras y la crítica al maltrato a los periodistas independientes, por parte del gobierno y del mismísimo presidente mexicano.
Pero vamos al paso a paso.
La principal advertencia, como saben, estuvo a cargo del presidente norteamericano, quien llamó a los líderes del Continente “a renovar su compromiso con la democracia”.
Es decir, cuestionó de forma directa a las tiranías que apoya y defiende el presidente mexicano; Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Y es que, según Biden , la cultura democrática “es un ingrediente esencial del futuro en el Continente, además de que está bajo asalto en el mundo”.
¿Y por qué creemos que se trata de un mensaje directo para el presidente mexicano?
Porque les guste o no a los “lopistas”, el mundo y los vecinos del norte ven con preocupación la regresión democrática que ha impuesto López Obrador en México.
Una regresión que amenaza con la destrucción del INE, con el regreso a los tiempos del partido único, que propone las elecciones de Estado y que pretende destruir el andamiaje construido por los mexicanos en décadas.
Un andamiaje que hizo realidad la exigencia histórica de “sufragio efectivo y no reelección”.
Es decir, un andamiaje de elecciones libres, confiables, transparentes y que, sobre todo, hizo posible la pluralidad y la alternancia; un sistema electoral de tal confiabilidad que, incluso, permitió que llegara al poder un populista como López Obrador.
Y es que para el mundo –y para los vecinos del norte–, no pasa desapercibido el fortalecimiento del gobierno populista de López Obrador; una tiranía que paso a paso se ha encargado de desmontar las instituciones que hicieron posible no sólo la democracia electoral, sino el respeto de los derechos y las libertades fundamentales.
En el fondo, con la exclusión de tiranías como la cubana, nicaragüense y venezolana –de la IX edición de la Cumbre de las Américas– y con el llamado a fortalecer la democracia, el mensaje parece llevar una dedicatoria especial al mandatario mexicano quien, por ejemplo, arrancó su gestión con la destrucción de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y siguió con la militarización de buena parte de la vida nacional y que, sobre todo, estableció en los hechos una alianza de facto con las bandas del crimen organizado.
Pacto que hasta hoy ha provocado la escandalosa cifra de 130 mil muertes violentas en sólo 43 meses de gestión; que supera los cien mil desaparecidos y que ha expulsado de sus comunidades a miles de familias que huyen de la violencia criminal, mientras que el presidente mexicano insiste con la absurda política de “abrazos, no balazos”.
Por eso no es casual que día a día sean más las voces –y de mayor intensidad–, que señalan que el gobierno de México pactó con las bandas del crimen organizado, que “entregó la plaza” y claudicó en sus responsabilidades esenciales, como la lucha contra el crimen.
Pero tampoco ahí se quedó el asunto.
Resulta que 15 congresistas demócratas firmaron un pronunciamiento en el que destacan la persecución nada democrática de los periodistas independientes y críticos del gobierno de Obrador.
Sin duda otro escándalo que tiene los ojos del mundo puestos en México, ya que en 43 meses de gestión de López, han sido asesinados 60 periodistas; la mayor cifra de comunicadores ultimados en la historia de todos los gobiernos mexicanos y que convierte a nuestro país en la región del mundo más peligrosa para el ejercicio del periodismo.
Y es que al tiempo que el presidente mexicano persigue a sus críticos, suman más los periodistas muertos y se cierra el círculo de cancelar libertades básicas, como la libertad de expresión.
Por eso, conforme avanza el gobierno de AMLO, la censura oficial se radicaliza y los medios tradicionales son más controlados, al tiempo que avanza el populismo de Obrador y se reduce el número de críticos y espacios para la crítica.
En suma, el mensaje fue contundente; la Cumbre de Las Américas no es un espacio para los populistas y los tiranos.
Pero también se cuestionó la ineficacia de gestión, mediante la crítica a los gobiernos que poco hicieron para contener la pandemia. En ese caso el golpe fue directo: es intolerable que en el Continente que apenas reúne al 12 por ciento de la población mundial, se hayan producido el 40 por ciento de las muertes mundiales a causa de la pandemia.
Sí, en México han muerto casi 700 mil mexicanos a causa del Covid-19; todo un fracaso del gobierno de López.
Pero acaso el mayor escandalo es la proliferación de las bandas criminales en países como México, en donde poco o nada se hace para contenerlas, mientras que la sociedad norteamericana resiente un creciente número de víctimas a causa de las drogas.
Al final de cuentas queda claro que, a querer o no, el mundo está enterado y observante de la tragedia en que se ha convertido el gobierno de López Obrador; una gestión que ya cumple las características de gobierno fallido.
Al tiempo.