Teléfono rojo
Como nunca, en el 2021 los cárteles mexicanos que producen y distribuyen drogas al mundo se han fortalecido y constituyen una clara amenaza para México y para su gobierno.
Hoy, México es una de las naciones en situación más crítica del mundo por el poder que han alcanzado las bandas criminales en su territorio y, también como nunca, México está entre los 22 países en donde se produce la mayor cantidad de droga en el orbe.
También como nunca, entre 2020 y 2021, México incrementó la producción y trasiego de drogas duras como cocaína, heroína, metanfetamina y fentanilo a Estados Unidos, lo que ha provocado una epidemia mortal de sobredosis que, entre enero y mayo del 2020, mató a 80 mil norteamericanos.
Y si fuera poco, México está a punto de entrar al selecto grupo de países –con Venezuela y Bolivia–, que de manera probada han fallado en sus compromisos internacionales en la lucha contra las bandas criminales.
Y es que a pesar de que entre 2019 y 2021 los cárteles mexicanos se expandieron como nunca y llevaron su producción a niveles históricos, el gobierno de López Obrador disminuyó los decomisos, canceló la destrucción de plantíos y laboratorios clandestinos, eliminó los controles para impedir el tráfico de precursores químicos y redujo la vigilancia para el lavado de dinero.
La tragedia anterior no es ciencia ficción y menos una ocurrencia de quienes “no quieren” al presidente mexicano y menos a su fallido gobierno.
No, en realidad se trata de un resumen del Informe Sobre la Estrategia Internacional de Control de Estupefacientes que apenas el pasado 2 de marzo del 2022, envió el Departamento de Estado del gobierno de Biden, al Congreso norteamericano.
Un reporte sobre las acciones contra el crimen organizado, en el año 2021, de aquellos países que se han comprometido a nivel internacional en la lucha contra los traficantes de drogas.
Informe que, en pocas palabras, reprueba al gobierno de López Obrador, al que está a punto de considerar como un “narcoestado”.
Así lo dice de manera textual: “Los cárteles de la droga representan una clara amenaza para México y la capacidad del gobierno mexicano para ejercer un control efectivo sobre algunas partes de su territorio… México corre el grave riesgo de ser considerado como un país que probadamente no cumple sus compromisos internacionales de control de drogas”. (Fin de la cita)
Pero lo anterior es sólo el principio.
Hace horas, el Parlamento Europeo aprobó un resolutivo histórico sobre la situación de los periodistas y defensores de derechos humanos en México, en el que no sólo condena la persecución de Estado contra los informadores sino que alerta sobre el empoderamiento sin freno de las bandas criminales.
Así lo dice el Parlamento Europeo, de manera textual.
“1. Expresa su profunda preocupación por el aumento de la violencia vinculada al crimen organizado, el deterioro de los derechos y libertades fundamentales y el estado de derecho en México;
“2. Denuncia la creciente colusión entre los círculos oficiales y los cárteles criminales del narcotráfico, que está en el origen de la rápida generalización de la violencia criminal y la intimidación hacia periodistas y otros profesionales;
“3. Condena todas las formas de violencia, intimidación y presión política ejercida sobre periodistas y activistas que se dedican a denunciar el crimen organizado, incluidos los cárteles de la droga, la corrupción, la promoción y defensa de la libertad de expresión y los derechos humanos en México; Pide a las autoridades mexicanas que intensifiquen sus esfuerzos para proporcionar protección jurídica y personal a los grupos afectados y que actúen con prontitud, transparencia e imparcialidad para poner fin a la impunidad;
“4. Lamenta el hecho de que numerosos periodistas mexicanas hayan pagado con su propia vida el simple hecho de hacer su trabajo y que los ataques a la prensa provengan directamente del presidente de la República y las amenazas provengan con frecuencia de círculos gubernamentales y oficiales;
“5. Considera que el ataque a la libertad de prensa constituye una violación de las libertades democráticas básicas y representa un tremendo retroceso en el desarrollo democrático;
“6. Hace un llamado a las autoridades mexicanas para que respeten los Derechos Humanos y las leyes y acuerdos nacionales e internacionales relevantes, diseñados para proteger a los ciudadanos;
“7. Expresa su seria preocupación por el funcionamiento del sistema legal en México y la viabilidad e implementación de los mecanismos
legislativos de protección existentes; pide una revisión de los programas estatales de protección y del Mecanismo Federal de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas en cooperación con organizaciones civiles y;
“8. Destaca que la lucha contra la corrupción, en particular a través de la cobertura periodística, es fundamental para preservar la democracia y los derechos fundamentales, ya que la corrupción socava el buen funcionamiento del Estado y favorece la delincuencia organizada”. (Fin de la cita)
En pocas palabras, el Parlamento Europe llega a la misma conclusión que el Departamento de Estado de Estados Unidos: que en los hechos, el gobierno de López Obrador estimula el fortalecimiento de un “narcoestado” en México, en donde las bandas criminales han alcanzado elevados niveles de colusión con autoridades federales de primer nivel.
Pero lo peor del caso es que en México no es nuevo lo reportado por el Departamento de Estado de Estados Unidos y tampoco lo que concluye el Parlamento Europeo.
Incluso, apenas el miércoles y jueves pasados, el presidente mexicano volvió a solapar a las bandas criminales que han convertido el fútbol en otro de sus territorios, solapó a un fiscal corrupto y sumó nuevos nombres a la satanización de periodistas mexicanos.
Sí, el mundo ya descubrió el “narcoestado” de López Obrador; un gobierno de complicidades criminales que aquí hemos documentado, paso a paso, desde el nacimiento y desarrollo del “narco-partido” oficial, del “narco-gobieno” de López Obrador y del “narcoestado”.
Al tiempo.