La suerte de Cuitláhuac, el indeseable
Podrá decir misa el presidente mexicano, luego de su encuentro con los Líderes de América del Norte.
Podrá decir que gracias a él fue todo un éxito la reunión con los jefes de gobierno de Estados Unidos y Canadá.
Y hasta podrá pregonar que impuso las agendas a los jefes de Estado de los dos países vecinos del norte.
Lo cierto, sin embargo, es que López Obrador es el mayor peligro no solo para el Tratado Trilateral, conocido como T-MEC, sino para su infantil propuesta para lograr la unificación comercial de todo el continente.
¿Y por qué AMLO es el principal peligro para la apertura comercial de México y del Continente Americano?
La respuesta la saben todos.
Porque no existe una sola posibilidad de comercio global exitoso en un país, como México, en donde el presidente se encarga de destruir la democracia.
En donde su presidente estableció una verdadera complicidad con las dictaduras del continente, como Venezuela, Cuba y Nicaragua, entre otros.
En donde López Obrador se ha encargado de militarizar al país entero, lo que atenta contra libertades y derechos básicas que exige el libre comercio.
En donde el presidente ha dado señales claras de pretender destruir el máximo órgano electoral, conocido como INE,
En donde desde Palacio se capturó la Comisión Nacional de Derechos Humanos, lo que convierte a México en el paraíso de la violación de las garantías individuales.
En donde el dictador de Palacio es el primero en violentar las reglas constitucionales y la certeza jurídica, indispensables para garantizar la certeza para la inversión y el libre comercio.
No existe ninguna posibilidad de comercio global saludable, en un país como México, en donde el propio gobierno se niega a combatir a las bandas criminales, que actúan a placer por todo el país.
En donde se han producido 110 mil muertes violentas; en donde los barones del crimen tienen bajo su control el 50 por ciento del territorio nacional y en donde pueblos enteros están secuestrados por los matarifes del crimen y la violencia.
En un país en donde el presidente y su gobierno son los principales promotores del odio a las clases medias; motor fundamental para el florecimiento del libre comercio.
En un país en donde su presidente se empeña en regresar al monopolio estatal de la energía, contra las tendencias globales de privatización y de energías limpias.
En país donde su presidente y su gobierno se han empeñado en engañar a los ciudadanos y al mundo, con 70 mil mentiras de López Obrador y con una campaña de engaño dictatorial para “ratificar el mandato” del dictador.
En donde se encarcela a los opositores, como Rosario Robles y en donde los empresarios son perseguidos, cuando se atreven a cuestionar los fracasos de un gobierno que lleva a la ruina a la empresa privada.
En un país en donde no hay medicinas para niños con cáncer; en donde fracasó la lucha contra la pandemia, lo que provocó la muerte de casi un millón de mexicanos.
En suma, está clara para todo el que quiera verlo, que un presidente como López Obrador y un gobierno como el suyo –el gobierno de un solo hombre--, son veneno puro para todo acuerdo global de comercio.
Sea el vigente T-MEC, sea la locuaz propuesta de conseguir la integración comercial en todo el continente.
Y sólo basta recordarle a López Obrador y a los suyos que cuando el presidente Zedillo le propuso a la Unión Europea un Tratado de Libre Comercio le respondieron que sería magnífico…
Pero cuando México se convirtiera en una democracia consolidada; con alternancia real en el poder, con reglas claras para la alternancia, sin violencia, en donde los derechos humanos sean respetados y no simulados y en donde existieran garantías jurídicas para la inversión.
Sí, le guste o no a seis de cada diez mexicanos, López Obrador y su gobierno son el mayor peligro no sólo para México, sino para los mexicanos y para cualquier intento de Tratado de Libre comercio, incluido el T-MEC.
Al tiempo.