Líneas Quadratín
En la historia de las dictaduras del último siglo, la constante ha sido la persecución, satanización, sometimiento, censura y exterminio de la prensa y de los medios críticos.
Desde Mussolini, Hitler, Stalin y Franco, en Europa, hasta Castro, Pinochet, Videla, Hugo Chávez, Nicolás Maduro y recientemente Daniel Ortega, en América, todos han perseguido, satanizado, sometido, censurado y exterminado a la prensa crítica y a los medios que cumplen con su obligación de cuestionar los excesos del poder.
Incluso, no faltan los casos extremos, como el de Mussolini, quien reconoció en la plaza pública que su tiranía ordenó matar a periodistas críticos y a sus principales opositores.
Otros, como Hitler y Stalin aplastaban con la propaganda oficial –al mejor estilo de AMLO–, a todos los medios críticos, además de ordenar una feroz persecución económica empujaba a los medios a la ruina.
Hoy, por ejemplo, en Nicaragua fue preso el director del diario La Prensa, de Managua, uno de los más influyentes en más de medio siglo, al tiempo que el dictador canceló los partidos políticos opositores.
En Cuba, luego de la revuelta nacional de hace semanas, los usuarios de redes que sacaron imágenes de la isla fueron a prisión, mientras que en un mes perdieron la vida –de manera que no ha sido aclarada—, un total de 8 generales de alto rango, en una purga ordenada por el gobierno de la isla.
Y vale el ejercicio memorioso porque el pasado lunes, en una amenaza directa –ya no existen los mensajes velados–, López Obrador pronosticó la muerte de la prensa crítica mexicana, en especial de diarios como El Universal y Reforma, cuyo “pecado capital” es cumplir con su tarea de exhibir errores, fallas, raterías y desaciertos del gobierno de AMLO.
Así lo dijo Obrador: “no había sucedido desde la Revolución, desde el gobierno del presidente Madero, que los medios se lanzaran tan fuerte en contra del presidente, porque durante décadas los medios de información estaban sometidos o alquilados; vendidos al régimen.
“Entonces, ahora es distinto y se está dando todo este fenómeno, pero resulta que la gente ya piensa de otra forma, ya así (los medios) impresos ya no tiene que estarse vendiendo; va a ser muy difícil que se mantengan como impresos, porque existen las redes sociales, los jóvenes ya se están informando de otros medios.
“la única posibilidad que tendrían de mantenerse… estos medios, es con apego a la verdad.
“Y la credibilidad depende de la verdad y esto no lo pueden hacer porque solo representan a un grupo de la sociedad, o sea, es un periodismo de élite y tienen que estar defendiendo a las élites y ofendiendo al pueblo… y no creo yo que puedan resistir Reforma y El Universal.
“Y no estoy deseando que desaparezcan, no se vaya a malinterpretar, sino estoy analizando el fenómeno, porque la gente ya no (los lee) … puede ser que, en Las Lomas, en la del Valle, ahí donde está el edificio del Reforma y por las características de esas colonias, pues ahí sí, pero en Iztapalapa, en Gustavo Madero, en Tláhuac, en Milpa Alta no…”. (Fin de a cita)
¿Cuál es el mensaje de López Obrador contra Reforma y el Universal?
Se trata de la reedición de las amenazas que, en su momento, lanzaron contra la prensa las tiranías de Mussolini, Hitler y Stalin, entre otros.
¿Y qué busca Obrador?
Elemental, que los medios se someten a “la verdad oficial” o, de lo contrario, no habrá dinero público para ellos y, por tanto, morirán a causa de la anemia económica, como la impulsada por los dictadores de todo el mundo.
Y es que, por ejemplo, de los casi 2 mil 250 millones de pesos que en 2020 gastó el gobierno de AMLO en publicidad oficial para un total de 457 medios, poco más del 50 por ciento se destinó a 10 empresas mediáticas.
De esos diez medios, sólo cuatro –casualmente las que más halagan al gobierno de AMLO– se llevan una tajada del 30 por ciento del total del dinero público pagado a medios por publicidad.
Se trata, como saben, de Televisa, Azteca, La Jornada y Milenio; que brillan por su claro proselitismo a favor de fallido gobierno de López.
Curiosamente, entre los medios que menos patrocinio oficial reciben se encuentran Reforma y El Universal, que en realidad viven de la publicidad privada y de la venta de sus servicios.
Pero tampoco es nuevo que el gobierno de AMLO se empeña en cancelar, por todos los medios, los patrocinios privados a Reforma y El Universal.
Y en ese caso la amenaza también es abierta.
Es decir, las empresas comerciales son amenazadas con la persecución fiscal si continúan con sus contratos publicitarios con medios críticos a AMLO.
Por eso López Obrador apuesta a la muerte de Reforma y de El Universal, igual que lo hicieron, en su momento, Mussolini y Hitler.
Lo que López no sabe es que no todos los empresarios son cobardes.
Al tiempo.