Líneas Quadratín
● Pasó un año y medio del culiacanazo y ahora ejecutan a la máxima autoridad policiaca de Sinaloa. La impunidad como nunca.
Por los hechos, la deducción es fácil: el Presidente López Obrador ordenó liberar a Ovidio Guzmán hace un año y medio, y hasta el momento nadie lo busca, después saludó de mano a Consuelo Loera, la madre del Chapo Guzmán, y ahora ejecutan al Jefe de la Policía estatal, Joel Ernesto Soto (video https://youtu.be/4s5GNanH3BI)
¿En qué situación están los ciudadanos y candidatos electorales, si la lay es impuesta por el crimen organizado..?
Diez días atrás, de paseo por Sinaloa -no se puede decir otra cosa- Andrés Manuel López Obrador hizo un alto en La Noria en un entrenamiento de béisbol, para “echarse una cascarita”, bromeó con los jugadores, y todos posaron para las fotos.
El 7 de mayo, el Presidente montó en cólera en la conferencia mañanera cuando una reportera le preguntó si no visitaría en los hospitales a las víctimas heridas en el colapso de la Línea 12 del Metro.
Molesto Andrés Manuel, dijo: “¡Al carajo..!, son otros tiempos, eso hacían los conservadores para la foto” (video https://youtu.be/KQ1A1LaP-ac). Diez días más tarde se paró en el montículo de La Noria, posó, bromeó, bateó, levantó los brazos victorioso y se alineó para la foto.
Habrá que recordarle sus propias palabras: “La hipocresía es la religión de los conservadores”.
López Obrador arriesga al país entero, los dominantes grupos criminales en Sinaloa, Michoacán, Jalisco, Guerrero, Tamaulipas, Guanajuato, San Luis Potosí, Estado de México y Quintana Roo, principalmente, saben que tiene pavor a enfrentarse, a abanderar operativos de contención que puedan resultar en choques violentos.
Sin embargo, la dinámica del crimen organizado se impone precisamente por su capacidad para atemorizar a la población, someterla, reclutarla y “comprarla”, como base social incondicional que le garantice dominio total en sus territorios.
Bajo estas condiciones, sobran entre los miles de candidatos a las alcaldías, y decenas a las gubernaturas, quienes “quieran cooperar” y que les quiten de encima a enemigos políticos.
Mientras tanto, Andrés Manuel cobija a una élite militar en una zona de confort, lejos de la rudeza de otros sexenios, que saldrá ‘bien forrada’ y se apodera del poder civil, como nunca antes en la historia moderna de México.
El crimen organizado también tiene fuerzas armadas, y ahora dominan una gran parte del territorio nacional, y van a ganar elecciones.