Libros de ayer y hoy
De todos los distractores lanzados por el Presidente de la República en los días posteriores al 4 de mayo, el más indignante fue el estelarizado por el propio Presidente en Sinaloa cuando decidió suspender momentáneamente su jornada de trabajo para detenerse en un campo de beisbol, interrumpir un juego amateur y ponerse a macanear.
En una muestra de absoluta indolencia, el Presidente de México decidió que el mensaje central en estos días de pesar e indignación era mostrarle al pueblo de México sus dotes de bateador.
Al final, el gesto triunfal de sus brazos en alto después de conectar lo que se hizo pasar por un hit, fue captado en una fotografía que resultó ideal para los memes: el gesto del Presidente resultaba un expresión gráfica que remitía a la posición en que quedaron los vagones siniestrados de la Línea 12.
El tema del metro es, sin duda, la más traumática de las manifestaciones que vivimos todos los días los mexicanos desde el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México.
Se trata de un síntoma más de las decisiones presupuestales del Gobierno Federal.
No podemos hablar de la austeridad del gobierno; lo que realmente estamos viviendo es la consecuencia de las redefiniciones del gasto y las consecuencias que sufren los rubros que resultan perdedores en esas decisiones.
El colapso de la estructura en la Línea 12 del metro se debió a la decisión de los gobiernos federal y de la Ciudad de México de reducir el gasto en mantenimiento en todo el sistema.
Pueden pasar meses para que contemos con los peritajes técnicos que confirmen esta afirmación; sin embargo, todos los incidentes vividos en el Metro desde el inicio de esta administración (el choque en la estación Tacubaya en marzo del 2020, el incendio en el Centro de Control 1 de enero y la tragedia de la Línea 12 de mayo del 2021) no dejan duda de que la causa de estos daños se debe a la falta de prevención, mantenimiento y corrección de los problemas que presenta el sistema.
Los análisis de la Cuenta Pública 2020 dejan claro que en ese ejercicio fiscal se produjo una disminución en el gasto ejercido en mantenimiento (capítulo 300), respecto del de 2019, de 560 millones de pesos y, en el gasto de compra de refacciones y suministros (capítulo 2000), una disminución de 85 millones de pesos, también respecto del 2019.
Hoy estamos viviendo otra manifestación desastrosa de las decisiones de corte de gasto que ha tomado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Las lluvias están azotando el país con intensidad. Todas las mañanas somos testigos de los estragos que dejaron las lluvias de la noche anterior en los hogares de miles y miles de mexicanos.
Patrimonios enteros arrastrados por el agua. Mujeres, niños y adultos mayores soportando condiciones de alta insalubridad para proteger sus hogares o lo que queda de ellos.
Nadie puede responsabilizar al gobierno de las lluvias, pero si de los recortes presupuestales que impiden a los Gobiernos Estatales y Municipales realizar las inversiones en drenaje, infraestructura hidráulica y de protección civil que demandan sus poblaciones.
Sabemos que el Gobierno de López Obrador decidió castigar a los Gobiernos Estatales y Municipales en la asignación de fondos federales. El Presupuesto de Egresos para 2021 redujo el Ramo 33 en 9,054 millones de pesos respecto al aprobado para 2020.
Montos que deben destinarse a infraestructura hidráulica y a sistemas de protección civil son inmisericordemente negados por el Ejecutivo Federal a través de su Secretario de Hacienda y su mayoría en el Congreso y, entonces, a los ciudadanos sólo nos queda observar cómo se destruyen patrimonios y hogares en un país sin planeación y sin responsabilidad.
Hace un año fue viral la imagen del Presidente de México montado en un helicóptero que surcaba los cielos de Tabasco señalando las zonas que estaban siendo inundadas por decisión del propio Presidente para evitar que los daños afectaran a Villahermosa.
De ese año para acá, el Presidente siente que le cumplió a los mexicanos porque instruyó al Gobernador de Tabasco a repartir enseres domésticos a las personas que los perdieron en las inundaciones de aquel año.
No se han canalizado recursos para infraestructura en contra de las inundaciones de Tabasco ni de ningún otro Estado de país. Seguiremos viendo inundaciones y tragedias por falta de inversiones y de gasto en mantenimiento.
Seguiremos viendo gente morir o perder su patrimonio por accidentes evitables, mientras los recursos se gastan en los futuros elefantes blancos y monumentos a la corrupción.
*Es politologo con Maestría en Negociación por la Universidad Carlos III de Madrid, España