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CIUDAD DE MÉXICO, 29 de marzo de 2021.- Para el presidente de la Fundación priista Luis Donaldo Colosio, José Murat, la pandemia por Covid 19 demuestra la pérdida de la fraternidad universal.
En un diálogo con el periodista Enrique Méndez, de La Jornada, el ex gobernador de Oaxaca, cuestionó que la pandemia por el nuevo coronavirus “ha exhibido la miseria moral de un capitalismo decadente”.
Desde su perspectiva, mientras los países más avanzados se niegan a compartir vacunas, la fortuna de las 10 personas más ricas en el mundo se incrementó sustancialmente, en casi 500 mil millones de dólares, la emergencia sanitaria se ha ensañado con los más pobres, planteó el presidente de la Fundación Colosio del PRI, José Murat.
El impacto para las personas de menores ingresos, o sin ingresos, se concentra en su salud, en su vida y en su economía porque no cuentan con instituciones de salud y seguridad social oportunas y eficaces, además de que son más vulnerables al contagio, al tener que buscar el sustento diario en las calles, manifestó.
A ello se añade, reprochó en entrevista con este diario, que el acaparamiento de vacunas deja sin oportunidad de inmunización a millones, lo que a su vez demuestra la pérdida de la fraternidad universal. “En los países avanzados debe caber un mínimo de sensatez y justicia, que cedan vacunas y no condenen, por razones de frío mercantilismo y mezquindad humana, a miles de millones de personas a la pobreza, la enfermedad y la muerte”.
El efecto de la pandemia en la economía mundial ha sido dispar, evaluó. Mientras el PIB de los países industrializados cayó entre 3 y 4 puntos, el de las naciones de América Latina lo hizo en 7.7 por ciento y el de México 8.5 por ciento. “A nivel de ingreso personal, las disparidades son mayores, abismales: mientras unos cuantos ganan, la inmensa mayoría pierde”, sostuvo.
–Se ha cuestionado la falta de solidaridad internacional, a pesar de que se trata de la mayor amenaza mundial en un siglo.
–Estamos, en efecto, ante el mayor reto a la salud y la economía mundial desde el crack de la bolsa de Nueva York en 1929 y aun así hemos visto menos fraternidad universal; la solidaridad de los países fuertes, solventes, con los países rezagados brilla por su ausencia, en tanto los organismos mundiales, como la Organización de Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud nada han podido hacer al respecto.
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