Las noticias 🗞️📻 con Adán Olvera 13/12/24
QUERÉTARO, Qro., 17 de febrero de 2021.- «Polvo eres y en polvo te convertirás», dice el laico que impone la ceniza a los fieles que acuden al templo de La Cruz al miércoles de Ceniza. La cantidad de feligreses no es menor, a pesar de la pandemia de Covid 19.
Las campanas llaman a misa, que son cada dos horas para evitar la aglomeración de personas. Las bancas están marcadas con los lugares que puedan ser usados, siempre conservando la sana distancia.
En las puertas del templo las mujeres que ayudan en la organización de las dinámicas de la conmemoración toman la temperatura a quienes desean ingresar, aunque en muy pocas ocasiones ven el resultado de la medición.
Luego, los fieles deben pasar por los tapetes sanitizantes y aplicarse gel antibacterial en las manos.
Cada cierto tiempo un laico impone la ceniza a los católicos que esperan para cumplir con el ritual que da inicio a la Cuaresma, esos 40 días antes de la Semana Santa.
Cuando esto no ocurre, las mujeres dan las bolsitas con ceniza a los fieles, que dejan su cooperación voluntaria en los cestos colocados para ese propósito.
La fila de devotos crece. Por un momento la sana distancia se olvida. Una de las voluntarias, con cierto nerviosismo, les pide que no se acerquen mucho. «Conserven la sana distancia», les dice a manera de súplica. Cuando los feligreses se dan cuenta que están muy juntos y comienzan a separarse.
Adultos mayores, hombres y mujeres de mediana edad, algunas familias completas, incluso algunas jóvenes con bebés en brazos, participan en la misa, con una iglesia medio vacía o medio llena, según se quiera ver.
El flujo de fieles es constante. Algunos sólo llegan por los sobres de ceniza y se marchan. Muchos otros se quedan dentro del templo queretano, para estar presentes en la siguiente misa.
La conmemoración regresa la vida al atrio de La Cruz. Los puestos de comida que estuvieron cerrados por muchos tiempo abren nuevamente. Confían en que los católicos queretanos no faltarán al templo en esta fecha especial, y tendrán ventas aceptables. Quienes acuden al templo pasan de largo.
Los católicos conservan la distancia. Ocupan los lugares marcados para ese propósito. Además, todas las puertas del templo están abiertas, para la correcta circulación del aire.
El cura bendice la ceniza, para luego imponerla a los fieles. Luego, la comunión que es entregado en las manos a los devotos.
La misa concluye y el templo se vacía poco a poco, para dar paso a otros fieles que buscan cumplir con la devoción.