Libros de ayer y hoy
Esperanza irresponsable
Posiblemente usted, como muchos más, usamos en estos tiempos la palabra vacuna como si en ello nos fueran el futuro, la salud y la vida. Y quizá sea cierto.
Por eso la información sobre el remedio para “atarantar” la epidemia debería ser emitida con cautela, y no provocar falsas expectativas.
Quizá por eso deberíamos ver con reserva lo que va a ocurrir mañana: un simulacro de vacunación que, ya verá, de muy poco servirá.
Lo que sí sirve es advertir que el gobierno está jugando con la esperanza. Todavía no se vacuna a nadie y ya festeja.
Aun cuando se consigan los millones de dosis necesarias para aplicarlas durante el próximo año y parte del siguiente, setenta millones de personas, se van a seguir contagiando unas a otras por un rato largo.
No sabemos cuándo estarán listas todas las vacunas que el canciller Ebrard ha conseguido. Sin embargo, por ahora, no alcanzan ni para el ejército de héroes de la salud, pero la propaganda sí alcanza para fines electoreros del partido en el poder.
Es más, el canciller presume que, si las vacunas para inmunizar a toda la población resultan insuficientes, México podría producirlas.
–¿Por qué hasta ahora se anuncia tal capacidad científica? Una de dos: o Marcelo Ebrard tiene información secreta o es un charlatán de feria; un calvo que vende tónicos para el pelo.
No quiero pensar que el canciller y su “jefe” sean tan ruines y perversos para jugar con el dolor y la esperanza de los mexicanos, como ha dicho “Brozo”, el payaso tenebroso.