Líneas Quadratín
El chiste se cuenta solo.
El presidente Obrador hizo todo lo necesario –y todo ilegal–, para la difusión del video de Emilio Lozoya, en donde un supuesto empleado de Pemex entrega dinero a colaboradores de senadores del PAN.
¿Pero qué creen?
Sí, que sólo consiguió poner en tendencia el video René Bejarano –los video escándalos del señor de las ligas–, cuando recibía bolsas de dinero del empresario Carlos Ahumada.
Más aún, en la mañanera de ayer, López Obrador se quejó de que los medios –sobre todo las televisoras–, no difundieron el video de Lozoya y hasta exigió que dicho video fuera considerado como “un asunto de Estado”.
¿Pero qué creen?
Sí, que sólo consiguió que reaparecieran los videos, los audios y las notas en donde sus “recaudadores” y “recaudadoras” exigen y reciben costales de dinero, en efectivo, para la causa de López Obrador.
Y es que, como lo dijimos aquí ayer, la difusión del video de Lozoya no es más que una vendetta presidencial, con fines electorales
¿Por qué?
Porque López sólo quiere causar el mismo daño que le causó a su gobierno, en el DF, el escándalo “del señor de las ligas”. Y, claro, quiere votos.
Lo curioso, sin embargo, es que en el video de Lozoya no aparece Emilio Lozoya y tampoco aparece ningún funcionario de primer nivel de la paraestatal, mientras que en los “video escándalos” de AMLO, el personaje central es René Bejarano, quien era el brazo derecho de Obrador en 2004 y quien dice –de viva voz–, que el dinero es para López Obrador.
Pero no fue todo. Los “muchachos de Palacio” también filtraron parte de la denuncia penal de Emilio Lozoya, en donde revela nombres de senadores que presuntamente habrían recibido dinero del director de Pemex.
Y entre los señalados –a quienes se acusa sin ninguna prueba–, aparecen los panistas Ricardo Anaya, Ernesto Cordero, Francisco Domínguez, Jorge Luis Lavalle y Salvador Vega Casillas, además del entonces perredista, Miguel Barbosa. Todos, como es natural, negaron la entrega de dinero.
Sin embargo, y a pesar de que buena parte del circo montado desde Palacio se le revirtió al presidente Obrador, lo cierto es que ya es posible llegar a las primeras cuatro conclusiones sobre el verdadero fondo del asunto.
¿Y cuales son esas conclusiones?
1.- Que el presidente y su gobierno están en abierta competencia para buscar la mentira mayor; el mayor engaño, capaz de engatuzar al mayor número de electores posibles.
2.- Que, por la misma razón, para el presidente Obrador ya arrancó la contienda electoral y que –está claro para todos–, será una elección de Estado; con todo el peso del gobierno a favor del partido oficial, como en los viejo tiempos.
3.- Que el presidente y su gobierno siguen creyendo que los mexicanos son una sociedad de idiotas; ciudadanos incapaces de comparar el video que filtró su gobierno a nombre de Lozoya, con por lo menos una decena de audios y videos de corrupción en los primeros cìrculos de López Obrador. Y…
4.- Que el presidente y su gobierno ya secuestraron, por completo, al Poder Judicial y a la Fiscalìa General, ya que en el “caso Lozoya” no aparece la justicia por ningún lado y sólo es posible ver la venganza.
Y es que son de escándalo la complicidad mostrada por los poderes Judicial y Legislativo, frente a la filtración interesada del video, ante el manoseo del caso por la Fiscalìa General y la debilidad del Ministerio Público.
Por lo pronto, ante la sublimación del engaño presidencial, queda claro que ya no existe la sociedad que votó a ciegas por López Obrador –los 30 millones que votaron de buena voluntad–, y que muchos de ellos ya no se tragan los sapos y las serpientes de la honestidad valiente.
Y la mejor muestra de que existe un notable cambio en la percepción de la sociedad mexicana es que, de manera simultánea a la señal de AMLO para inundar medios y redes con el video de Lozoya –en donde no aparece Lozoya–, la sociedad puso en tendencia los escándalos previos de AMLO.
Si, miles o millones de potenciales electores recordaron desde los 9 mil millones de pesos que Manuel Camacho le regaló a AMLO para levantar un plantón en el Zócalo –en el gobierno de Salinas–, hasta los videos de Bejarano, Carlos Imaz y Eva Cadena –llenando costales de dinero–; sin olvidar el audio de Costa Bonino, donde pide millones de dólares para la campaña de 2012 y, claro, las imágenes en donde López Obrador convierte en alcalde de Iguala a José Luis Abarca, a cambio de millones de pesos provenientes del narcotráfico.
En pocas palabras, con el video de Lozoya, el presidente Obrador apostó por la mentira mayor, pero resultó derrotado.
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