Libros de ayer y hoy
El viernes pasado, comenté lo dicho por el presidente López Obrador acerca de cobrar derecho de piso a quienes lo critican sistemáticamente desde los medios de comunicación, dizque en ejercicio del derecho a la libertad de expresión…
Aquella mañana del 3 de julio, el inquilino de Palacio aseguró que, a sus detractores, los enemigos del cambio que han perdido privilegios, pagan a informadores, periodistas analistas y comentócratas para pegarle…
También analicé algo que molestó al inquilino de Palacio…
Hice una referencia desafortunada que cruzó la línea del decoro profesional; cité el apodo que le han puesto al hijo menor de la familia López Obrador-Gutiérrez… estoy de acuerdo con el padre y la madre: eso no se vale…
Por esa referencia innecesaria y ofensiva ofrezco una disculpa; Andrés Manuel López Obrador, y quienes me conocen, saben que lo digo en serio… quienes no, que me quemen en leña verde; abrazado por el fuego purificador…
En las benditas redes sociales se cosecha hasta lo que no se siembra; aun así, extiendo la mano con dignidad a quien practica linchamientos como si fueran dogmas fanáticos, que reviven tiempos de inquisición…
El oficio periodístico demanda disciplina, crítica, análisis, debate, escepticismo, investigación y autocrítica; pluralidad, inclusión y reflexión…
Mi compromiso seguirá concentrado en ofrecer a lectores, radioescuchas, televidentes y cibernautas, todas las noticias y todas las voces; señalando, denunciando, apuntando temas de interés público, sin pasarme de la raya…
Eso sí, no he sido ni seré un jilguero zalamero…
Desde hace 50 años, voto por el rigor y el vigor, aunque sé muy bien que, en la casa del jabonero, quien no cae a veces resbala…