Indicador Político
QUERÉTARO, Qro., 7 de abril 2020.- Los alimentos procesados como enlatados, sellados al vacío, ultrapasteorizados o congelados son la mejor alternativa para soportar la cuarentena por la contingencia que enfrentamos queretanos, mexicanos y en general la población mundial, destacan los especialistas de la de la carrera de Ingeniería en Procesos Alimentarios Universidad Mondragón México (UMx).
Luego que las autoridades federales declararan la emergencia nacional ante la pandemia generada por el coronavirus, Covid-19, y la prolongación de la cuarentena hasta el próximo 30 de abril, los académicos de la carrera de Ingeniería en Procesos Alimentarios de la UMx dieron a conocer sus recomendaciones para la selección y compra de estos productos, y sobre todo eliminar mitos y desinformación respecto a su calidad nutrimental.
Francisco Quintanilla, académico de la UMx y doctor en Ciencia de Alimentos, señala que lo más importante es entender que todos consumimos alimentos procesados, “eso es lo que hacemos todos los días en la cocina, la diferencia es que en la industria estos procesos se mejoran y se hacen de manera más eficiente”.
Por ejemplo, cita que en el caso de los enlatados, los alimentos se limpian al máximo, se cosen al punto exacto y se envasan de manera esterilizada y al alto vacío, por lo que es un mito que se empleen conservadores para que los productos se conserven por años.
Otro gran mito, enfatiza el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, es que los alimentos ultraprocesados son dañinos para la salud, porque hasta una sopa de fideo con pollo hecha en casa entra en esta definición, al ser el resultado de una combinación de varios procesos para su producción.
En la industria se mejoran los procesos y se emplean nuevas materias primas, como diferentes calidades de trigo para la producción de las sopas instantáneas de fideo, que ya no necesitan freírse para mantener su consistencia y a las que solo se les añade agua caliente para ser consumidas.
Ashanty Piña, directora académica de ingenierías de la Universidad Mondragón México, complementa que estos productos no son sólo una opción para tiempos de contingencia sanitaria -como los actuales- o de guerra, sino una alternativa efectiva y económica para los diferentes estilos de vida de la actualidad. Destaca que es importante que las personas sepan cómo seleccionarlos, almacenarlos y manejarlos en el hogar.
Puntualiza que lo primero en lo que hay que fijarse es en la fecha de caducidad o consumo preferente; aunque describe que esto no siempre significa que el producto ya no sirva para su consumo, por su parte la fecha de “consumo preferente” indica más bien que la calidad o presentación comienza a mermar.
“Puede ser que ya no tenga la misma consistencia, color o sabor. Por ejemplo: el puré de tomate enlatado o en caja ya no mantiene el rojo y comienza a tomar tonos cafés, por el proceso natural de oxidación, pero se mantiene libre de microorganismos”, asegura la académica.
Otra recomendación para este tiempo de cuarentena es que todos los alimentos frescos o procesados que se adquieren, antes de meterlos al refrigerador o alacena deberían ser sanitizados, rociándolos con una solución ligera de cloro en agua para evitar(Por cada litro de agua, usar al menos una cucharada de cloro y usar directo con un atomizador), que lleguen a contaminar lo que ya se tiene en casa.
Recomienda también que al momento de guardarlos, procurar que los productos que lleven más tiempo almacenados estén más a la mano para que se consuman más pronto.
Antes de abrir algún alimento empaquetado, asegura que lo mejor es limpiar su tapa para eliminación de polvo, plaguicidas o cualquier otro elemento o contaminante al que haya sido expuesto durante su almacenamiento o manejo hasta la tienda o de camino a nuestra casa.
En el caso de los ultrapasteorizados, como la leche, que pueden duran hasta 12 meses desde el momento de su producción, una vez abiertos se deben consumir lo más rápido posible y si se refrigeran evitar contaminar la salida del contenedor, como beberlos directamente o meterles una cuchara sucia, para prolongar su tiempo útil.
Es importante también leer con detenimiento las etiquetas para conocer lo que contiene el producto, para saber si es realmente lo que se quiere comprar. Por ejemplo: en las latas de atún, ver que realmente el primer ingrediente sea atún, si está en aceite o agua o si está mezclado con soya. Tomando en cuenta que las variaciones representan costos diferentes en los productos y diferencias nutrimentales.
Hacer una selección versátil, que les permita hacer varias combinaciones para aprovecharlos mejor. Podrían ser los frijoles enteros ya sea para hacerlos refritos o para hacer la base de unas enfrijoladas. También puré de tomate para hacer sopas, salsa de pizza u otros guisados, así como verduras enlatadas, atún, sopas instantáneas y arroz, y salsas entre otros.
Respecto a los embutidos, Piña recomienda que se prefieran los productos empaquetados desde fábrica, con la porción que en promedio se consuma en casa para evitar que se echen a perder una vez abiertos.
En el tema de las verduras, indica que es preferible las congeladas porque tienen mejor calidad nutricional, al no estar expuestas a altas temperaturas para su cocción, por lo que la calidad del producto, textura y colores se mantienen.
La directora académica, de la Ingeniería en Procesos Alimentarios, menciona que uno de los impactos positivos que dejará la contingencia es que las personas aprenderemos a mejorar nuestras medidas higiénicas en el manejo de los alimentos, tomar mejores decisiones sobre lo que consumimos, la cantidad que en verdad se necesita y cuáles puede almacenar por semanas o meses y, con ello, ahorrar.