Líneas Quadratín
Otro «mejor amigo», loser y conflictivo|Pablo Hiriart
El pasado jueves 11 de este mes los británicos votaron masivamente por mantener a los conservadores en el poder, pese a contar con un líder impresentable y mentiroso, copia facsimilar de Donald Trump.
¿Por qué eligieron a Boris Johnson? Porque el otro aspirante a primer ministro, Jeremy Corbyn, era peor.
Corbyn llevó a los laboristas a la peor derrota en casi un siglo. Los barrieron como nunca, desde 1935.
El comentario viene a cuento porque ese loser es miembro del club de los “nuevos mejores amigos” de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y se parecen mucho. Como dijo esta semana Tony Blair (ex primer ministro, laborista), Jeremy Corbyn mostró una “indecisión casi cómica” en asuntos fundamentales (Brexit, por ejemplo).
Igual que AMLO con Estados Unidos, al que promete encarar con firmeza y luego le otorga concesiones inaceptables porque ya es “nuevo mejor amigo” de Donald Trump.O el asilo a Evo Morales, que luego no se pudo sostener.
La derrota de Corbyn en Gran Bretaña tiene relevancia para México mucho más allá de lo anecdótico. Los “nuevos amigos” profesan un populismo trasnochado.
La propuesta de Corbyn consistía en un regreso al pasado, al socialismo de los años setenta, de populismo, de nacionalizaciones de la electricidad, por ejemplo.
Fue derrotado estrepitosamente en las urnas. Por eso Tony Blair, compañero de partido de Corbyn, le dijo que su propuesta era de “un socialismo casi revolucionario”.
Más todavía, Corbyn no rechazó el antisemitismo que permea en su partido.
Fue incapaz de fijar una postura categórica y sin ambages contra el racismo.
En el tema central, el Brexit, siempre se anduvo por las ramas y esa ambigüedad provocó el rechazo de los electores en regiones que habían votado por la salida de la Unión Europea, y también en las que habían sufragado por permanecer en ella.
Un fracaso total del integrante británico del club de “nuevos mejores amigos” de nuestro Presidente.
Hace dos años Corbyn y AMLO se reunieron en Cantabria, con un estrafalario gobernador amigo mutuo, Miguel Ángel Revilla.
Después Corbyn fue anfitrión de AMLO en su visita a Londres y lo llevó al Parlamento para que el candidato se tomara la foto y enseñara en México que si es capaz de entrar a los altos centros de poder en el extranjero.
Luego vino a la toma de posesión de presidente López Obrador lo recibió en Palacio Nacional, no sin antes hospedarse en la finca de AMLO en Palenque y respirar el aire de la selva chiapaneca.
Ahí tarareó con López Obrador y Revilla canciones del apologista del crimen de Estado y poeta de la opresión, Silvio Rodríguez, ahí presente.
Los errores que siguieron a esas nuevas amistades de nuestro Presidente fueron dañinos para el país.
Está acéfala nuestra embajada en el Reino Unido porque la apuesta de AMLO fue que Corbyn ganaría las elecciones y así enviar un representante afín al nuevo primer ministro.
Se equivocó medio a medio.
Con ello debilitó nuestra política exterior. Apostó al triunfo de su candidato, que resultó el peor en casi cien años.
Esa intervención en la política interna de la potencia europea nos va a costar.
La conducta de nuestro Presidente fue contraria a la tradición mexicana de no intervención y crea un nefasto precedente que pueden aplicar otros países dentro de México en el futuro.
El Reino Unido ganó con el resultado de las elecciones, pero México, innecesariamente, perdió por el “nuevo mejor amigo” que López Obrador ha elegido para su club.
Cuidado. El próximo “mejor amigo” de AMLO que pierda unas elecciones puede ser Donald Trump.