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LAS VEGAS., 21 de mayo de 2019.- De primeras se quedaron mudas. Fue su reacción tras recibir unos regalos inesperados por su esfuerzo deportivo. Las deportistas ganadoras del campeonato de Asturias de squash fueron obsequiadas con dos cajas de cera depilatoria, una lima eléctrica para eliminar las durezas de los pies y un vibrador, junto con los trofeos. Para los hombres clasificados no hubo ningún estuche de belleza. El asunto está ya en manos del Instituto Asturiano de la Mujer y ha provocado tres dimisiones en el club organizador, que se plantea su disolución tras la polémica, y en la federación autonómica de squash.
“Sentí sorpresa e indignación”, cuenta al teléfono Elisabet Sadó, una de las premiadas de la gala celebrada el sábado 11 de mayo en Las Vegas, en el concejo asturiano de Corvera. A sus 37 años, tras más de 15 de competición profesional, Sadó ha sido número uno del mundo y siete veces campeona de España de una disciplina que cuenta con pocas personas federadas —1.550 hombres en toda España frente a solo 255 mujeres, según el último anuario estadístico de deportes que edita el Gobierno, con datos de 2017—. La falta de vocaciones femeninas es una de las razones de que la excampeona mundial siga participando en torneos como el de Las Vegas: quiere promocionarlo entre las niñas.
A estas deportistas les ha tocado vivir otras discriminaciones en el deporte —sueldos más bajos que sus compañeros varones que les impidieron dedicarse de lleno al squash, menos promoción que ellos, peores instalaciones…— pero nunca habían recibido un regalo como ese por sus logros en la pista. Sadó alerta de que estos comportamientos son “la base de todo ese machismo estructural que, en los casos más graves, acaba con mujeres asesinadas”. Ella sabe de lo que habla. El sábado del torneo no tuvo tiempo ni siquiera de quejarse porque debía correr para llegar a su trabajo, precisamente atendiendo a mujeres víctimas de violencia de género.
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