Líneas Quadratín
USO DE RAZÓN
El SNTE, negocio y traición
Pablo Hiriart
Ayer miércoles la plana mayor de la dirigencia nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) emitió un comunicado en el que convoca a abrogar cuanto antes la reforma educativa de 2013 “y sus evaluaciones punitivas”.
La pregunta surge de inmediato: si es “punitiva” y hay que “abrogarla”, ¿por qué sus diputados votaron en favor de esa reforma?
¿Por qué el nuevo dirigente nacional del SNTE, Alfonso Cepeda Salas, llamó a respaldar la reforma que hoy condena?
¿Por qué el SNTE apoyó con todas sus fuerzas la reforma que ahora quiere echar abajo?
Las respuestas son obvias: primero, por oportunismo. Así han sido siempre.
Pero un oportunismo que surge del miedo, y no del respaldo institucional a los gobernantes.
Tienen miedo pues su dirigencia es una camarilla delictiva que se hereda el poder, como en la mafia.
Juan Díaz de la Torre era el número dos de Elba Esther Gordillo, y al ser detenida la maestra, su “segundo” no dudó en traicionarla y quedarse al mando del sindicato y apoyar en todo al gobierno que la encarceló.
Díaz de la Torre asumió el liderazgo del SNTE por voluntad de Elba Esther Gordillo, y nombró como Coordinador del Colegio Nacional de Administración y Finanzas a Alfonso Cepeda Salas, quien ya era miembro del CEN del sindicato desde 1988, durante la gestión de Gordillo.
En síntesis: Díaz de la Torre llegó al liderazgo de la CNTE de la mano de Elba Esther Gordillo, a quien traicionó, pero mantuvo a flote el negocio sindical.
Alfonso Cepeda Salas, actual secretario general del SNTE, era el hombre de confianza de Juan Díaz de la Torre, a quién éste le heredó el cargo luego de su estrepitosa derrota electoral en los comicios de julio y con la encomienda de mutar de piel ante el nuevo escenario político del país.
Tanto Díaz de la Torre como Cepeda Salas traicionaron a Elba Esther, y ahora que Gordillo da señales de no estar acabada y amenaza con retomar el liderazgo sindical del magisterio, Salas busca el cobijo del gobierno actual.
Salas combinó su cargo en el colegio de finanzas del SNTE durante la gestión de Díaz de la Torre en el SNTE, con los negocios.
De pronto apareció como dueño de dos clínicas en Saltillo, donde se atienden los trabajadores de la educación y los empleados de la industria automotriz, según nos narra el reportero Enrique Hernández, en una documentada investigación aparecida en El Sol de México ayer 10 de abril.
El próspero maestro y propietario de clínicas que hoy ocupa la secretaría General del SNTE, también hizo ahorros para abrir con éxito farmacias en Coahuila y en Nuevo León.
Ayer Cepeda publicó un comunicado en el que, ¡sorpresa!, dice que “coincidimos con el presidente de México en que la educación es la base de un desarrollo nacional integral e incluyente, por ello para lograr la Cuarta Transformación, primero el Tercero Constitucional”.
Rollo, pero formaliza el alineamiento del SNTE con el nuevo gobierno y traiciona lo que apoyó: la reforma educativa de 2013.
Traiciona por el mismo motivo que traicionó a Elba Esther el año de su detención: miedo. En aquella ocasión, por miedo al gobierno de Peña Nieto.
Ahora traiciona por miedo a Elba Esther.
Y en ambos casos, por la necesidad de mantener en sus manos el negocio sindical.
Ellos saben que si hoy hubiera elecciones libres entre los maestros Gordillo les gana de calle.
Con todo y sus estrafalarios excesos, que ya fueron castigados y juzgados por los tribunales y la opinión pública, Elba Esther doblegó a secretarios de Educación y forcejeó con presidentes para favorecer (con abusos) al gremio que representaba.
De ninguna manera le doy la razón a la maestra, pero fue una guerrera por los suyos.
Los actuales mandamases del SNTE sólo ven por su supervivencia y el negocio, no por los maestros.
Todo esto podría circunscribirse a una lucha de poder en la mafia sindical, como ocurre en otros lugares del mundo. Pero va más allá.
Es una desgracia nacional que en esas manos esté la educación de la mayoría de los niños del país.
Han logrado sostenerse como interlocutores de los sucesivos gobiernos gracias a que en el flanco izquierdo tienen a un conglomerado más rudimentario y violento: la CNTE.
No les interesa la educación, sino acomodarse políticamente, con base en traiciones, para mantener un negocio.