Implementan operativo de inspección en el centro de la ciudad
CORREGIDORA, Qro., 25 de febrero de 2019.- Pasan de las dos de tarde y El Pueblito se viste de gala. Los mayordomos y las tenanches de la corporación 2019-2020 de la festividades de la Virgen de El Pueblito comienzan a repartir el caldo del buey.
Sobre la calle Capitán Pedro Urtiaga se instalan las mesas, con manteles blancos y servilletas azules y rosas, en donde los mayordomos y sus familias llevan las cazuelas con el caldo para repartir entre los habitantes de El Pueblito. Los organizadores calculan en tres mil, los habitantes que acudirán a comer caldo.
La carne para el caldo es la de los bueyes que se “pasearon” un día antes, el domingo, y que el mismo día fueron sacrificados para repartirse entre los encargados de hacer el potaje, cuyo olor se esparce por toda la calle.
Muchos asistentes acuden con sus botes, se arremolinan alrededor de las mesas, donde las mujeres, ataviadas con sus faldas largas, blusas de tres cuartos y fajines (combinados con las faldas), no paran de servir el caldo.
La repartición del caldo comienza tras la bendición de los sacerdotes del santuario de El Pueblito, que ocupan la misma mesa que las autoridades civiles, encabezadas por el alcalde Roberto Sosa Pichardo.
El edil llega casi al mismo tiempo que los sacerdotes. Los religiosos se sientan a la mesa, mientras Sosa Pichardo se toma unos minutos para saludar a los presentes, incluidas las mujeres a quienes les corresponde servir la mesa principal.
Tras la oración y la bendición, el caldo comienza a repartirse. La gente se arremolina alrededor de las mesas. En no pocas ocasiones se empujan, y se llega a uno que otro insulto. “Para todos hay”, dice una de las mujeres a las personas que frente a ella estiran sus botes para que sirvan.
También reparten el pan, las tortillas, y los refrescos. En algunas mesas también lucen botellas de tequila y otras bebidas espirituosas, que sirven para alegrar el momento a los presentes, la mayoría oriundos de El Pueblito.
Las ollas se vacían rápidamente. El caldo se termina en pocos minutos. El alimento, que se comenzó a elaborar desde la madrugada de este lunes, en menos de hora se acaba.
Las fiestas no terminan. Aún por la tarde se reparte una parte del caldo, que se elabora entre los nuevos y los salientes mayordomos, para deleite de propios y extraños que acuden por un caldito.