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QUERÉTARO, Qro., 10 de noviembre de 2018.- José García viene de la frontera de Guatemala con México. Lo acompaña su esposa, Enedina. Ambos, adultos mayores, llegaron al estadio Corregidora esta mañana con el segundo contingente de centroamericanos que conforman la Caravana Migrante.
José explica que en su país natal, Guatemala, se dedicaba al campo, pero había ocasiones en las que apenas ganaba 30 o 40 pesos a la semana, dinero insuficiente para mantenerse junto con su esposa, quien sufre de una artritis evidente, además de un grado de deterioro cognitivo. “Habla poco”, dice el hombre.
“Nos vinimos porque no teníamos nada. Allá no tenemos nada”, asevera el hombre, quien dice que el camino ha sido duro, pero agradece el apoyo y solidaridad del pueblo mexicano, pues les han brindado alimento, agua y ropa. Agrega que llegaran hasta donde puedan, hasta donde las fuerzas aguanten.
Junto con José llegan cientos de migrantes. Algunas personas, ciudadanos “de a pie”, los esperan en las inmediaciones del Corregidora. Les reparten comida, desayunos que consisten en pan, jugo, leche, que pronto se terminan. Los migrantes llegan con hambre luego de caminar hasta el estadio.
Por la mañana, a muy temprana hora, los migrantes que llegaron el viernes por la tarde reanudan el camino, se dirigen hacia la autopista México-Querétaro rumbo a Irapuato. Su destino es Guadalajara, para luego dirigirse a Tijuana, Baja California, con la intención de cruzar a Estados Unidos.
Entre los recién llegados está el hondureño Marvin Guzmán y su familia, conformada por su esposa, Jennifer, de 19 años, y su hija, de apenas nueve meses de edad. “Salimos por necesidad. No hay trabajo, es bien difícil. Sólo las familias que tienen empresas pueden dar buen trabajo”, señala.
El joven de 20 años comenta que en su país era albañil, reparaba refrigeradores, aires acondicionados, lo que fuera para ganarse la vida, porque ya con una hija las necesidades son más y “hay que buscarle a la vida”.
Dice que el viaje ha sido complicado, pero “todo en la vida requiere un sacrificio”, al tiempo que comenta que la salud de los tres se ha visto afectada, pues han padecido de fiebres y enfermedades respiratorias, por los cambios de temperatura, principalmente a la menor. Su meta a corto plazo es Tijuana, esperando cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
Algunos migrantes se toman un respiro. Improvisan una cancha de fútbol en un espacio libre, tomando como porterías unos tambos de basura. Patean un balón de un lado a otro. Se relajan, luego de la travesía de las últimas semanas.
Mientras, personal del DIF estatal, del municipio capitalino, Guardia Municipal, y de la Defensoría de los Derechos Humanos de Querétaro (DDHQ) realiza sus tareas particulares. Algunos, ver por las necesidades de los migrantes, otros vigilar que no se violen sus garantías individuales.
La mayoría de los recién llegados buscan un lugar para dormir, se acurrucan en un rincón para recuperar fuerzas y seguir con su peregrinar a lo largo de México, con el objetivo de llegar a la frontera norte y cruzar a Estados Unidos.